llevaba tiempo con esto en la cabeza, queriendo escribir acerca de la intuición. algo contradictorio como se verá. hoy, he leido justamente un artículo que me ha aclarado las ideas, un poco.
el caso es que me considero una persona muy racional. racionalizadora, más bien. sin embargo, en las materias más importantes de mi vida me comporto de modo totalmente irracional. movida por la intuición. siento y reacciono de modos que sólo con esfuerzo verbalizador logro, medianamente, explicarme a mí misma.
a veces una persona me cae mal. no sé exactamente qué es lo que me hace desconfiar de ella, lo que me conduce a mostrarme reservada, silenciosa o hasta arisca. cuando esto ocurre, suelo decirme que todo el mundo merece una oportunidad, que no soy yo quién para prejuzgar y que las apariencias engañan, lo cual es muy cierto en ocasiones, así que me abro y pruebo a ver hasta qué punto me falla la intuición. son innumerables las veces que así ha ocurrido, pero creo que las superan en número aquellas en las que he acertado. y aún despues de comprobar la incompatibilidad de esa persona y mi carácter, no he sabido concretar qué fue lo que en primera instancia me llevó a desconfiar.
en otras ocasiones me ocurre con las cosas que me gustan: una materia, un tema, un texto...soy incapaz, por ejemplo, de explicar qué tiene últimamente la gramática que me gusta tanto. he descubiero la historia del español. adoro ciertas lecturas de siglos pasados y cercanos. y no existen razones ni subjetivas, ni objetivas que sustenten esos intereses. siento, mientras leo o trato de comprender un texto de estas materias, como un fuego que me sube del estómago. es una fuerza similar a la que se apodera de mí cuando me enfado o me emociono y me impide reprimir improperios, lágrimas, carcajadas o gritos. es, simplemente, una pasión arrolladora que sale, literalmente, de mis entrañas. mi cabeza está, pues, conectada con mi cuerpo de manera total. yo veo y noto estas reacciones pero soy incapaz de hacer el camino inverso.
no hay palabras que lo expliquen. como no hay palabras que nos expliquen. somos nuestros gestos y nuestros hechos. nos acercamos unos a otros, poco a poco, por las actitudes que percibimos, tratándo de descifrar al otro, de comprobar hasta qué punto estaba en lo cierto nuestra intuición. pero seguiremos siempre así, en la incertidumbre. moviéndonos como el que la lleva en la gallinita ciega y disfrutando de los pocos momnetos en que, aunque con los ojos vendados, palpemos una de esas seguridades, relativas. son seguridades como fogonazos (personales, cada uno, la suya) que subyacen en lo hondo y que crean instantes mágicos. Mágicos porque se escapan a nuestra capacidad de racionalización, porque nos muestran brevemente lo pequeños e infradotados que somos: lo caótico que a nuestra mente se hace un mundo que nos parece irracional en nuestro fútil intento de ordenarlo.
27 enero 2008
21 enero 2008
asi, simplemente
tenía razón cuando dijo que los seres humanos no nos entendemos porque no sabemos hacer la pregunta adecuada. creemos que el simple tono de interrogación vale para que se nos responda. pero, ocurre que las palabras son limitadas y, a veces, una mirada busca más respuestas que mil preguntas encadenadas. y, en ocasiones, un gesto da la respuesta adecuada. y mientras esperamos esos momentos de luz, vamos chocándonos unos con otros, golpeándonos con nuestros silencios, hiriéndonos artificialmente. tratamos de dar con las palabras propicias para el momento idóneo. así es como vamos perdiéndonos en nuestra soledad. nadie nos ha enseñado que la única respuesta que perseguimos no existe. mientras la tratamos alcanzar ya la tenemos: está ahí, en lo natural.
20 enero 2008
el fenomeno de stendhal
Cuenta Carmen Posadas en el artículo del País Semanal de hoy, que una de las metáforas a veces empleadas para describir el enamoramiento es "la teoría de la cristalización" o el conocido como "engaño" de Stendhal.
En palabras de dicha periodista, este fenómeno consiste en lo siguiente: "cuando uno se enamora, se produce el mismo fenómeno que cuando se arroja un tronco seco en una mina de sal. La sal recama el tronco de bellísimos cristales que nos hacen ver como una joya lo que no es más que una rama vieja". Pasado el enamoramiento, se acaba la cristalización y volvemos a ver el tronco tal y como es. En otras palabras, la persona a la que amamos no tiene ni la mitad de las virtudes que le atribuimos (...).
Segun mi opinión, el proceso es ligeramente matizable. Cuando uno se enamora, no lo hace ni de una ramilla seca, ni de un cristal de Sbarowsky, sino que elige, en realidad, lo que a sus ojos es el diamante más puro y perfecto de la tienda. Sabe que ese diamante tiene alguna muesca, que ya ha sido usado o que su valoración en quilates no es la más alta del mercado, pero, sin embargo, para el comprador, ese es el más deseable de todos los que ha visto jamás. Voy a intentar explicarme sin metáforas mercantilistas que sólo degradan tan bello asunto. Lo que quiero decir es que, cuando uno se enamora, sabe, más en el fondo o menos dependiendo de sus capacidades de racionalización, que el objeto de su ceguera no es el Adonis o la Venus subidos en el pedestal con que sueña todas las noches. Se trata más bien de un tipo normal, anodino para otros pero, para ella, maravilloso en su normalidad.
Lo que ocurre es que el amor es así: irracional. Ciego. No ciego porque nos impida ver, sino porque él mismo, como ente abstracto gracias al cual elegimos a nuestra víctima (si la víctima del amor no somos nosotros mismos) no atiende a razones lógicas. El defecto en el ser amado es, por eso mismo, no la mayor de las virtudes, pero sí un amable, divertido, comprensible o entrañable rasgo que hace al otro "especial".
¿Por qué? A parte de porque la naturaleza es sabia y nos ha creado estúpidos y tendentes a la exigencia baja en beneficio de la supervivencia de la especie, porque cuando nos enamoramos las virtudes eclipsan los defectos. Eso es lo bello del amor, a mi parecer. Por eso acertaba "queen" cuando decía que "everybody needs someone to love": necesitamos amar a alguien para creer que existe algo lo suficientemente bueno como para seguir adelante. Ese alguien es, además, un anómalo ser con el que conectamos, que nos ayuda a desasirnos de la soledad en que creemos vivir. Es, pues, maravilloso y compatible, lo cual, con mucha suerte, (porque allí radica el mayor obstáculo) implicará un sentimiento recíproco que se consumará en el verdadero amor.
Luego ya vendrá, si hay mala suerte y la magia acaba (utilizo esta palabra, magia, porque no soy muy ducha en términos ni realidades científicas, pero seguro que existe una explicación con feromonas y demás que lo explican a la perfección), el momento en que ese tipo se vea, así, como un tipo más, menos adónico (o venusina, dependiendo el sujeto amante) que antes, o más cotidiano que especial, o, en el peor de los casos, el momento en que las virtudes desparezcan bajo la sombra de los ya no tan entrañables defectos.
De cualquier modo, quién sabe si gracias a la Sabia Madre Naturaleza que nos creó felices y útiles en nuestra ignoracia o gracias a dios, somos el único animal que tropieza varias veces con la misma piedra, y por eso, una vez tras otra, si nos atrevemos a ser valientes, nos enamoramos, probamos, amamos, sufrimos y, lo más importante, vivimos.
En palabras de dicha periodista, este fenómeno consiste en lo siguiente: "cuando uno se enamora, se produce el mismo fenómeno que cuando se arroja un tronco seco en una mina de sal. La sal recama el tronco de bellísimos cristales que nos hacen ver como una joya lo que no es más que una rama vieja". Pasado el enamoramiento, se acaba la cristalización y volvemos a ver el tronco tal y como es. En otras palabras, la persona a la que amamos no tiene ni la mitad de las virtudes que le atribuimos (...).
Segun mi opinión, el proceso es ligeramente matizable. Cuando uno se enamora, no lo hace ni de una ramilla seca, ni de un cristal de Sbarowsky, sino que elige, en realidad, lo que a sus ojos es el diamante más puro y perfecto de la tienda. Sabe que ese diamante tiene alguna muesca, que ya ha sido usado o que su valoración en quilates no es la más alta del mercado, pero, sin embargo, para el comprador, ese es el más deseable de todos los que ha visto jamás. Voy a intentar explicarme sin metáforas mercantilistas que sólo degradan tan bello asunto. Lo que quiero decir es que, cuando uno se enamora, sabe, más en el fondo o menos dependiendo de sus capacidades de racionalización, que el objeto de su ceguera no es el Adonis o la Venus subidos en el pedestal con que sueña todas las noches. Se trata más bien de un tipo normal, anodino para otros pero, para ella, maravilloso en su normalidad.
Lo que ocurre es que el amor es así: irracional. Ciego. No ciego porque nos impida ver, sino porque él mismo, como ente abstracto gracias al cual elegimos a nuestra víctima (si la víctima del amor no somos nosotros mismos) no atiende a razones lógicas. El defecto en el ser amado es, por eso mismo, no la mayor de las virtudes, pero sí un amable, divertido, comprensible o entrañable rasgo que hace al otro "especial".
¿Por qué? A parte de porque la naturaleza es sabia y nos ha creado estúpidos y tendentes a la exigencia baja en beneficio de la supervivencia de la especie, porque cuando nos enamoramos las virtudes eclipsan los defectos. Eso es lo bello del amor, a mi parecer. Por eso acertaba "queen" cuando decía que "everybody needs someone to love": necesitamos amar a alguien para creer que existe algo lo suficientemente bueno como para seguir adelante. Ese alguien es, además, un anómalo ser con el que conectamos, que nos ayuda a desasirnos de la soledad en que creemos vivir. Es, pues, maravilloso y compatible, lo cual, con mucha suerte, (porque allí radica el mayor obstáculo) implicará un sentimiento recíproco que se consumará en el verdadero amor.
Luego ya vendrá, si hay mala suerte y la magia acaba (utilizo esta palabra, magia, porque no soy muy ducha en términos ni realidades científicas, pero seguro que existe una explicación con feromonas y demás que lo explican a la perfección), el momento en que ese tipo se vea, así, como un tipo más, menos adónico (o venusina, dependiendo el sujeto amante) que antes, o más cotidiano que especial, o, en el peor de los casos, el momento en que las virtudes desparezcan bajo la sombra de los ya no tan entrañables defectos.
De cualquier modo, quién sabe si gracias a la Sabia Madre Naturaleza que nos creó felices y útiles en nuestra ignoracia o gracias a dios, somos el único animal que tropieza varias veces con la misma piedra, y por eso, una vez tras otra, si nos atrevemos a ser valientes, nos enamoramos, probamos, amamos, sufrimos y, lo más importante, vivimos.
18 enero 2008
respeto
en el libro que en estos momentos me estoy leyendo y que recomiendo a todo el mundo, a todo el que le guste leer, claro: Suite francesa, Irene nemirovsky (si es que las que así nos llamamos no sabemos hacer nada pequeño!), decía, que en dicho libro aparecía una sentencia que creo muy adecuada para la reflexión. habla de un hombre, ya mayr, que tiene qu ir a la guerra por segunda vez en su vida. él cree que ya cumplió yendo a la primera pero decide acudir a la llamada general de socorro de esta segunda también, porque, anque pudo haberse librado "se lo impidió el deseo de seguir respetándose a sí mismo".
Pensándolo, creo que ese respeto hacia uno mismo es similar al imperativo categórico de Kant, al "actúa con los demás según desees que se actúe contigo", a la voz de la conciencia, de la virtud que no sé si tenemos naturalemente en nuestro interior o una educación nos instruye en ella. De un modo u otro, cada vez que actuamos mal, estamos perdiéndonos el respeto. No vale cuestionar y relativizar qué es una actuación incorrecta porque bastantes años llevamos ya de civilización y moral. No obstante, creo que allí reside el problema de nuestros días. Hemos perdido los pilares básicos. Se nos educa en la no-educación. No nos sabemos ni respetar a nosotros mismos. Vale con aparentar. Pero creo que divago, el examen de hoy me ha afectado. El siglo XVIII es un gran siglo. Lástima que hallamos vuelto a la barbarie, pero, de nuevo, esto daría para mucho más y mucho más oscuro. Lo dejo aquí, que hable quien se atreva.
Pensándolo, creo que ese respeto hacia uno mismo es similar al imperativo categórico de Kant, al "actúa con los demás según desees que se actúe contigo", a la voz de la conciencia, de la virtud que no sé si tenemos naturalemente en nuestro interior o una educación nos instruye en ella. De un modo u otro, cada vez que actuamos mal, estamos perdiéndonos el respeto. No vale cuestionar y relativizar qué es una actuación incorrecta porque bastantes años llevamos ya de civilización y moral. No obstante, creo que allí reside el problema de nuestros días. Hemos perdido los pilares básicos. Se nos educa en la no-educación. No nos sabemos ni respetar a nosotros mismos. Vale con aparentar. Pero creo que divago, el examen de hoy me ha afectado. El siglo XVIII es un gran siglo. Lástima que hallamos vuelto a la barbarie, pero, de nuevo, esto daría para mucho más y mucho más oscuro. Lo dejo aquí, que hable quien se atreva.
17 enero 2008
y si...
AUSENCIA, W. Szymborska
Faltó poco
y mi madre podría haberse casado
con el señor Zbigniew B. de Zdunska Wola.
Y si hubieran tenido una hija, no habría sido yo.
Quizá habría tenido mejor memoria para los nombres y
las caras,
y para las melodías oídas una sola vez.
Habría reconocido sin problemas qué pájaro era cuál.
Habría tenido unas notas fantásticas de física y de
química,
peores de lengua,
pero habría escrito a escondidas poemas
de entrada mucho más interesantes que los míos.
Faltó poco
y mi padre podría haberse casado en ese mismo momento
con la señorita Jadwiga R. de Zakopane.
Y si hubieran tenido una hija, no habría sido yo.
Quizá habría sido más terca en lo de salirse con la suya.
Y se habría lanzado sin temor a aguas profundas
Capaz de abandonarse a emociones gregarias.
Vista permanentemente en varios lugares al mismo
tiempo,
pero rara vez entre libros, más a menudo en la calle
jugando a la pelota con los chicos.
Quizá incluso se hubieran encontrado ambas
en la misma escuela, en la misma clase.
Pero no habrían sido amigas,
no habrían tenido ningún parentesco,
y en las fotos de grupo estarían lejos una de otra.
Niñas, poneos ahí
-habría dicho el fotógrafo-.
Las más bajas delante, las más altas detrás.
Y sonreíd cuando os dé la señal.
Pero contad antes
si estáis todas.
-Sí señor, estamos todas.
Me siento tan pequeña, tan fortuita, tan agradecida por este momento, por este otro, por el de más tarde, por ser exactamente así como soy: con mis defectos varios y demasiados y mis virtudes, que también son un par, de que mis casualidades se hayan confabulado para que todo sea, más o menos como es, de que lo malo haya sido como lo bueno: un nudo necesario en la cadena de mi pasado. del nuestro.
Faltó poco
y mi madre podría haberse casado
con el señor Zbigniew B. de Zdunska Wola.
Y si hubieran tenido una hija, no habría sido yo.
Quizá habría tenido mejor memoria para los nombres y
las caras,
y para las melodías oídas una sola vez.
Habría reconocido sin problemas qué pájaro era cuál.
Habría tenido unas notas fantásticas de física y de
química,
peores de lengua,
pero habría escrito a escondidas poemas
de entrada mucho más interesantes que los míos.
Faltó poco
y mi padre podría haberse casado en ese mismo momento
con la señorita Jadwiga R. de Zakopane.
Y si hubieran tenido una hija, no habría sido yo.
Quizá habría sido más terca en lo de salirse con la suya.
Y se habría lanzado sin temor a aguas profundas
Capaz de abandonarse a emociones gregarias.
Vista permanentemente en varios lugares al mismo
tiempo,
pero rara vez entre libros, más a menudo en la calle
jugando a la pelota con los chicos.
Quizá incluso se hubieran encontrado ambas
en la misma escuela, en la misma clase.
Pero no habrían sido amigas,
no habrían tenido ningún parentesco,
y en las fotos de grupo estarían lejos una de otra.
Niñas, poneos ahí
-habría dicho el fotógrafo-.
Las más bajas delante, las más altas detrás.
Y sonreíd cuando os dé la señal.
Pero contad antes
si estáis todas.
-Sí señor, estamos todas.
Me siento tan pequeña, tan fortuita, tan agradecida por este momento, por este otro, por el de más tarde, por ser exactamente así como soy: con mis defectos varios y demasiados y mis virtudes, que también son un par, de que mis casualidades se hayan confabulado para que todo sea, más o menos como es, de que lo malo haya sido como lo bueno: un nudo necesario en la cadena de mi pasado. del nuestro.
15 enero 2008
os meteria en una bolsita
es curioso. a veces viajar en el tiempo, notar cómo éste transcurre, es como viajar en el espacio, ir de un lugar a otro. Otras veces ambos se combinan y se viaja a mayor velocidad.
Es triste cómo los dos modos de desplazarnos nos obligan a alejarnos sin remedio de gente maravillosa a la que no podemos acompañar indefinidamente.
Cuando pienso en esto siento una rabia teñida de impotencia y nostalgia que me hace desear imposibles. Desearía juntaros a todos. A todos los que estais tan lejos, los que estais cerca pero no os siento y a los que ya os siento lejanos, pues desearía que nunca llegara el momento de las despedidas. Desearía reuniros y introduciors en una bolsita mágica. Me la llevaría conmigo y estaría junto a mí a lo largo de mi vida.
Así nunca tendría que echaros de menos, así nunca tendriais que faltarme. Es tan dolorosa la nostalgia, aun cuando todavía no se ha dicho adiós.
14 enero 2008
rip
aunque los examenes hacen estragos con el tiempo: no sé cómo lo logran, pero lo evaporan, me debo a mis ídolos.
uno de ellos falleció hace un par de días y considero inadmisible no dedicarle unas líneas en este, mi blog.
para recordarle he creído que no había nada mejor que compartir con los que ya lo conocen una de sus poesías para, de paso, darlo a conocer a los aventurados que aún no han tenido el placer, ése que se siente con un maravillosos nuevo descubrimiento.
me debatía entre elegir un poema relacionado con lo que más de cerca le toca ahora, la muerte, o uno de mis preferidos. Al final me he dicidido por uno que no cumple ninguno de los dos requisitos al completo pero que es, no obstante, tremendamente triste y muy bonito (en google y otras bibliotecas más fiables siempre se podrá ir a la caza de uno mejor). Que lo disfruteis:
CANCIÓN TRISTE DE AMIGO
Si nuestro reino no fue de este mundo,
y sabemos de cierto que no hay otro,
dime lo que nos queda,
amigo,
dime lo que nos queda.
Ni siquiera deseos, ni siquiera esperanza;
un confuso montón de sueños negros,
eso es lo que nos queda,
amigo,
un confuso montón sólo de sueños.
Cada vez más pequeño.
Ya cabe en un pañuelo, igual que el llanto.
Pero cómo nos pesa,
amigo,
pero cómo nos pesa.
Más cuanto menos.
Por cierto, para los desconectados de la realidad noticiaria, el artífice es ángel gonzález
uno de ellos falleció hace un par de días y considero inadmisible no dedicarle unas líneas en este, mi blog.
para recordarle he creído que no había nada mejor que compartir con los que ya lo conocen una de sus poesías para, de paso, darlo a conocer a los aventurados que aún no han tenido el placer, ése que se siente con un maravillosos nuevo descubrimiento.
me debatía entre elegir un poema relacionado con lo que más de cerca le toca ahora, la muerte, o uno de mis preferidos. Al final me he dicidido por uno que no cumple ninguno de los dos requisitos al completo pero que es, no obstante, tremendamente triste y muy bonito (en google y otras bibliotecas más fiables siempre se podrá ir a la caza de uno mejor). Que lo disfruteis:
CANCIÓN TRISTE DE AMIGO
Si nuestro reino no fue de este mundo,
y sabemos de cierto que no hay otro,
dime lo que nos queda,
amigo,
dime lo que nos queda.
Ni siquiera deseos, ni siquiera esperanza;
un confuso montón de sueños negros,
eso es lo que nos queda,
amigo,
un confuso montón sólo de sueños.
Cada vez más pequeño.
Ya cabe en un pañuelo, igual que el llanto.
Pero cómo nos pesa,
amigo,
pero cómo nos pesa.
Más cuanto menos.
Por cierto, para los desconectados de la realidad noticiaria, el artífice es ángel gonzález
11 enero 2008
los intocables
recomendación de cine: the untouchables. una maravilla: actores y trama. en realidad, quería hablar simplemente de una de las escenas de la película. ésta ocurre hacia el final de la misma, en una estación de tren, sobre unas escaleras, con un carrito y pistolas. genial, absolutamente insuperable ( y no desvelo nada más para el que aún no ha tenido el placer de verla por primera vez, que-casi-siempre es mejor que repetir).
no presumo de haber visto todo el cine del mundo pero, casi sin exagerar, me atrevería a afirmar que se trata de la mejor escena jamás filmada en una película de este tipo, de las que he podido disfrutar hasta ahora.
en fin, no perdérsela y si ya se ha visto, a repetir, q con esa obra de arte hay muchas otras que no dejan de merecer!
no presumo de haber visto todo el cine del mundo pero, casi sin exagerar, me atrevería a afirmar que se trata de la mejor escena jamás filmada en una película de este tipo, de las que he podido disfrutar hasta ahora.
en fin, no perdérsela y si ya se ha visto, a repetir, q con esa obra de arte hay muchas otras que no dejan de merecer!
08 enero 2008
tras unos días de parada debido a comilonas, siestorras y demás incidentes navideños, me decido a retomar este balcón desde el que escribo a la nada. (macroespacio sociocultural, microespacio interpersonal? nada, ni lo uno ni lo otro: pal cuello de mi camiseta!). me he visto obligada a hacerlo así porque una voz asilada en la multitud parece que si me lee, quizá por practicar el español, quizá por aburrimiento. no me quejo, siempre es bienvenida!
en fin, con esto de estrenar año, he pensado que lo mejor sería dedicar esta primera entrada a los propósitos y deseos que con el día 1 se hacen, y el dos ya se deshacen. la gente, además, me he dado cuenta, que tenemos una cómoda incapacidad para distinguir los propóstitos de los deseos. lo mismo nos da prometer no volver a fumar un cigarrillo nunca más, que desear que este año, por fín nos toque la lotería, estanco de falsas ilusiones que diría doña Albiac.
bueno, pues aquí va mi personal pupurrí, al que me encantaría que contribuyerais con vuestras autoimpuestas obligaciones o con los más secretos y disparatados deseos para este nuevo año que, por ahora, se nos presenta lleno de maravillosas sorpresas.
propósito num 1: mantener el buen humor casi todo el tiempo
propósito num 2: dejar de morderme lo que queda de uña que aún me muerdo
propósito num 3: ser más consecuente, más segura de mí misma y menos obsesiva, menos ansiosa y estresada
deseo num 1: seguir conociendo gente majííísima e interesante de aquí y de allí, reconocerla y distinguir su fondo pronto para que me aporten buenos momentos
deseo num 2: conocer a mi hombre ideal, y que él piense que yo lo soy tb, si no, sería más de lo mismo y mal apañada voy
deseo num 3: no equivocarme con la decisión que he tomado para mi vida post-universitaria, que esté llena de emociones, gente maja y aprendizaje a todos los niveles
en fin, con esto de estrenar año, he pensado que lo mejor sería dedicar esta primera entrada a los propósitos y deseos que con el día 1 se hacen, y el dos ya se deshacen. la gente, además, me he dado cuenta, que tenemos una cómoda incapacidad para distinguir los propóstitos de los deseos. lo mismo nos da prometer no volver a fumar un cigarrillo nunca más, que desear que este año, por fín nos toque la lotería, estanco de falsas ilusiones que diría doña Albiac.
bueno, pues aquí va mi personal pupurrí, al que me encantaría que contribuyerais con vuestras autoimpuestas obligaciones o con los más secretos y disparatados deseos para este nuevo año que, por ahora, se nos presenta lleno de maravillosas sorpresas.
propósito num 1: mantener el buen humor casi todo el tiempo
propósito num 2: dejar de morderme lo que queda de uña que aún me muerdo
propósito num 3: ser más consecuente, más segura de mí misma y menos obsesiva, menos ansiosa y estresada
deseo num 1: seguir conociendo gente majííísima e interesante de aquí y de allí, reconocerla y distinguir su fondo pronto para que me aporten buenos momentos
deseo num 2: conocer a mi hombre ideal, y que él piense que yo lo soy tb, si no, sería más de lo mismo y mal apañada voy
deseo num 3: no equivocarme con la decisión que he tomado para mi vida post-universitaria, que esté llena de emociones, gente maja y aprendizaje a todos los niveles
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