31 diciembre 2008

3 propositos 3

en unas pocas horas, estrenamos año. nada más tópico. como tópico es el reflexionar acerca de los propósitos que con él trataremos de cumplir un año más.
como no creo que haya ningún problema ni demérito en el hecho de ser tópica, yo, en este, voy a ser sucinta y poco pretenciosa: sólo voy a tratar de cumplir tres tareas:
1. no tocarme (tanto) el pelo. fácil.
2. tomarme las cosas con más calma. hacer una a una y dejar que el resto de mundo discurra porque, por más que yo me angustie, no resuelvo nada con pensar en los posibles y esperar. este va a ser más difícil porque soy nerviosa de por sí y trato de controlar lo que me rodea de mil maneras diferentes, sin resutado, claro.
3. ("last but not least") intentar ser consecuente. 
con ello me refiero a hacer el esfuerzo por tratar a cada persona como se merece según mi propia escala de afectos. 
a veces, por miedo más que nada, soy amable con los supuestos amigos o conocidos que me tratan a patadas. lo hago simplemente porque no me conformo con la verdad de que no merecen mi respeto, porque les doy oportunidades sin fin, esperando una muestra de la bondad que les presupongo, o porque la rutina (histórica) de la educación me lo impone. 
bueno, pues del mismo modo del que voy a tratar de comportarme mejor con los verdaderos amigos, esos que me llenan con momentos estupendos en las circunstancias más insospechadas, que siempre están allí y que me acompañan aunque estén a miles de kilometros porque, aunque los vea de ciento a viento, siempre pienso en ellos cuando la ocasión lo merece, no voy a callarme con los otros. o quizá sí, quizá me calle y les pague con el silencio. no merecen de mi tiempo sobre todo porque dándoselo a ellos sólo se lo estoy quitando a tantísima gente con la que sí quiero pasar los ratos. 
que la vida es demasiado breve como para estar desperdiciándola con los injustos, desagradecidos, soberbios, amargados, hipócritas y necios. me quedo con los míos y con el resto por descubrir, que creo que más vale malo por conocer que malo conocido (y esto de las mentiras de los proverbios necesitaría otro post).
dicho queda.

24 diciembre 2008

la navidad del collige virgo...

...es un momento en el que, sea por costumbre, sea por su situación estratégica al final del año, la gente suele hacer balance del mismo.
Hace uno ni más ni menos estaba yo en el mismo lugar en que me encuentro ahora pero no era yo, era otra yo la que vivía dentro de mi cuerpo.
Sería sencillo y tópico decir que estos 365 días me han hecho más sabia, sería mentira. No me creo con más conocimientos: sigo viéndolo todo igual de borroso, pero lo que sí creo es que es otra persona la que lo ve así, o, al menos, eso espero.
Ahora miro al 24 pasado y, desde la distancia me veo ingenua y decididamente ciega. Sabía lo que quería pero no lo aceptaba y, por eso, me engañaba. Creo que está allí el origen de muchos de mis errores, de los cuales, no obstante, no me arrepiento porque, mientras los viví, los disfruté con total pasión.
De todas formas creo que este año y pensando ya en el que viene, voy a proponerme sólo una cosa: tratar de serme sincera y dedicarme con fuerza a conseguir lo que realmente deseo, sin perder el tiempo con los que no me quieren, con los que no interesan. 
Es decir, voy a tratar de disfrutar el presente, de cada instante, en una especie de Carpe Diem en el que, mientras tanto, vea con claridad el futuro así como el interior de mis deseos.
O quizá sea simplemente ese poder el que le pediré a Papá Noel. Nunca es tarde para seguir soñando.

16 diciembre 2008

otro doble

hoy es un día de esos en los que creo que mi salud mental está en peligro de extinción.
de la exultante felicidad a la lágrima desesperada, en un instante;
ambas, igual de objetivas, igual de reales.

me doy miedo al confirmar(me) esta otra cara del doble jekilheydismo  
lo peor es sé que tendría solución
si me tomara la vida con más calma
(pero nadie aún me ha enseñado cómo se come así)
y sigo devorando lo que creo males insuperables, maravillas sorprendentes

siempre así

13 diciembre 2008

un poema

me levanté y leí.
de repente, descubrí por qué me gusta tanto la poesía.
con los poemas ocurre como con los idiomas: uno no acaba de entenderlos completamente. 
siempre dicen algo nuevo, algo distinto y sorprendente. 
puedes imaginar su contenido mientras disfrutas de su forma,
complacerte en la pura exterioridad y recibir su mensaje de manera distorsionada pero subliminal,
creer en la falacia de que expresan lo que sientes, poner tus sentimientos en su expresión y descubrirte;
sólo su música, como la música de otro idioma, dice lo que nunca antes habías escuchado de tí.
lo que los otros dicen, así, te acerca al mundo a la vez que lo embellece, haciéndolo más que apetecible, e intocable a la vez.
y como con las personas, como con los idiomas, puedes volver a acercarte a los poemas siempre, y revivirlos, y sentirte de nuevo, otro, y sentirte, al fin y al cabo, que es lo que cuenta.

A mí hoy me ocurrió con este poema que quiero compartir:

El Contemplado (Salinas)
De mirarte tanto y tanto,
de horizonte a la arena,
despacio,
del caracol al celaje,
brillo a brillo, pasmo a pasmo,
te he dado nombre; los ojos
te lo encontraron, mirándote.
Por las noches,
soñando que te miraba,
al abrigo de los párpados
maduró, sin yo saberlo,
este nombre tan redondo
que hoy me descendió a los labios.
Y lo dicen asombrados
de lo tarde que lo dicen.
¡Si era fatal el llamártelo!
¡Si antes de la voz, ya estaba
en el silencio tan claro!
¡Si tú has sido para mí,
desde el día
que mis ojos te estrenaron,
el contemplado, el constante

Contemplado!


11 diciembre 2008

¿cómo es que hablamos por no callar? 
¿cuál es el problema de callar?
es sencillo y más satisfactorio.
uno no agota energía, recibe, conoce, permanece en el anonimato y nunca dice nada fuera de lugar.
pero no, imposible, algunas personas sienten una fuerza superior a ellas mismas que las empuja a pronunciarse incluso emitiendo juicios que no comparten o narrando hechos que no vivieron. ¿por qué? ¿por el simple placer de hablar, por el de escucharse?
seguiré investigando...

08 diciembre 2008

dra. jeckill

me han comentado que cuando escribo parece que esté siempre deprimida, que sueno oscura y pedante. Y es cierto. Es como si mi personalidad se desdoblara y apareciera una especie de Mr Hyde de mis adentros, cogiera el lápiz (apretara las teclas) y me suplantara por completo.
A la hora de hablar, tanto en clase como con los amigos me ocurre todo lo contrario: soy incapaz de expresar una idea de manera medio formal, medio seria.  Y no se a qué se debe.

De cualquier manera, quiero dejar constancia de mi consciencia de ello. Y diciéndolo así, quiero aprovechar también para remarcar que ese tono trascendental negativo que mis escritos pueden transmitir surge, en realidad, de mi incapacidad para darle el toque cínico que desearía. 

Por un lado, sí que es cierto que suelo sentirme más inspirada para escribir cuando estoy negativa. Pero no siempre es así. En otras ocasiones también desearía transmitir mi filosofía de vida. Creo que a pesar de todos los pesares, de todas las mierdas y problemas con que nos enfrentamos día a día, la vida es una cosa maravillosa. Quizá, exagerando, añadiría que precisamente por todo lo horrible, merece la pena ser vivida. Todos los malos momentos nos ayudan a apreciar más los buenos. Y éstos están en todas partes, aparecen en cualquier momento, por sorpresa, todos los días. Por eso creo que, si se vive intensamente, es increíble vivir. ¡Menuda redundancia! Pero sí, esa es mi idea. 

En este momento, por ejemplo, no cambiaría apenas nada de mi vida. Algunas cosas claro que creo que podrían mejorar pero el simple hecho de que eso sea así, lo hace aún más perfecto porque me da algo en lo que enfocarme, una meta en la que pensar. Así que, paradójicamente, la imperfección vuelve mi vida perfecta. Y sé que probablemente mucha gente no querría tener la que yo tengo, ni vivir dentro de mi cabeza, pero yo no la cambiaría por nada en el mundo. 

Este último semestre ha sido estupendo. Todo lo experimentado ha sido increíble. Lo bueno, lo duro, lo malo y lo mejor. Todo junto. No sé qué habré aprendido o desaprendido, no sé en qué habré cambiado, pero no me importa, el balance es más que positivo. Ha sido duro, ha sido muy intenso pero ha sido vivido cada uno de los segundos, como si exprimiera todo lo que me podía dar.

He conocido tanta gente estupenda, he leído, visto, aprendido, de tantas fuentes diferentes que ahora mismo tengo miedo de que se acabe y tengo también miedo de lo que viene. Si es peor, va a decepcionarme, pero si es mejor no sé cómo lo voy a poder soportar. Por eso estoy agarrando este momento con el pecho, manteniéndolo allí y disfrutándolo, esperando que se alargue, que se modifique, que mejore en lo que aún podría pero que, en esencia, siga siendo tan potente como yo lo siento ahora.