08 diciembre 2008

dra. jeckill

me han comentado que cuando escribo parece que esté siempre deprimida, que sueno oscura y pedante. Y es cierto. Es como si mi personalidad se desdoblara y apareciera una especie de Mr Hyde de mis adentros, cogiera el lápiz (apretara las teclas) y me suplantara por completo.
A la hora de hablar, tanto en clase como con los amigos me ocurre todo lo contrario: soy incapaz de expresar una idea de manera medio formal, medio seria.  Y no se a qué se debe.

De cualquier manera, quiero dejar constancia de mi consciencia de ello. Y diciéndolo así, quiero aprovechar también para remarcar que ese tono trascendental negativo que mis escritos pueden transmitir surge, en realidad, de mi incapacidad para darle el toque cínico que desearía. 

Por un lado, sí que es cierto que suelo sentirme más inspirada para escribir cuando estoy negativa. Pero no siempre es así. En otras ocasiones también desearía transmitir mi filosofía de vida. Creo que a pesar de todos los pesares, de todas las mierdas y problemas con que nos enfrentamos día a día, la vida es una cosa maravillosa. Quizá, exagerando, añadiría que precisamente por todo lo horrible, merece la pena ser vivida. Todos los malos momentos nos ayudan a apreciar más los buenos. Y éstos están en todas partes, aparecen en cualquier momento, por sorpresa, todos los días. Por eso creo que, si se vive intensamente, es increíble vivir. ¡Menuda redundancia! Pero sí, esa es mi idea. 

En este momento, por ejemplo, no cambiaría apenas nada de mi vida. Algunas cosas claro que creo que podrían mejorar pero el simple hecho de que eso sea así, lo hace aún más perfecto porque me da algo en lo que enfocarme, una meta en la que pensar. Así que, paradójicamente, la imperfección vuelve mi vida perfecta. Y sé que probablemente mucha gente no querría tener la que yo tengo, ni vivir dentro de mi cabeza, pero yo no la cambiaría por nada en el mundo. 

Este último semestre ha sido estupendo. Todo lo experimentado ha sido increíble. Lo bueno, lo duro, lo malo y lo mejor. Todo junto. No sé qué habré aprendido o desaprendido, no sé en qué habré cambiado, pero no me importa, el balance es más que positivo. Ha sido duro, ha sido muy intenso pero ha sido vivido cada uno de los segundos, como si exprimiera todo lo que me podía dar.

He conocido tanta gente estupenda, he leído, visto, aprendido, de tantas fuentes diferentes que ahora mismo tengo miedo de que se acabe y tengo también miedo de lo que viene. Si es peor, va a decepcionarme, pero si es mejor no sé cómo lo voy a poder soportar. Por eso estoy agarrando este momento con el pecho, manteniéndolo allí y disfrutándolo, esperando que se alargue, que se modifique, que mejore en lo que aún podría pero que, en esencia, siga siendo tan potente como yo lo siento ahora.

4 comentarios:

Nairo Hernández dijo...

Hola, Irene!!

Me alegra saber que estás bien. Yo también creo que la vida es una aventura única, increíble y quiero aprovecharla.

En algunos tramos de mi camino me siento un poco perdido. Entonces, inspirándome en las enseñanzas de un profesor al que admiro, me digo a mí mismo: cada uno de nosotros es lo que ilumina el mundo, aquello que se da cuenta y que no puede ser mostrado por los microscopios ni por los electroencefalogramas. No somos objetos que puedan ser señalados y medidos, somos algo inobjetivo que ilumina los objetos.

Es estupendo que pienses en positivo. El pensamiento positivo es fuente de salud.

Disfruta!!

Irene Domingo dijo...

gracias nairo, por leerme y por la cita y todo, espero que tu tambien estes bien, disfrutando!

Vanlat dijo...

Querida Dra. Jeckill:

Tremendo su texto, dan ganas de ser palabra sólo para que a una la muevan así.

Alegrándose de su disfrute, sin más,
Vanlatdesdoblándoseentrelaadmiraciónyelrespeto

P.D. Tengo la palabra untorlia

Anónimo dijo...

gracias vanlat,
me has alegrado el dia! hoy no estoy para nadie.
muas

pd: no pillo lo de untorlia!