25 febrero 2009

corazón de sapo

así se titulaba el libro que marcó mi infancia. 
alguna mente perversa, corrompida y desequilibrada lo incluyó dentro de la sección "dirigido para los niños" y creo que algún desgraciado más sufrió conmigo semanas, sino años, de trauma incurable.
sin embargo, hoy querría tener ese corazón que permitía ver el futuro (claro que sin envejecer al mismo tiempo, allí estaba la "moraleja"). 
querría adelantarme unos cuantos años mentalmente y saber qué me deparan en cuestión de experiencias. así se desanudaría la opresión que siento en el pecho y podría centrarme con tranquilidad en el día que vivo.
como sé que es imposible, me resigno a esta montaña rusa, a las emociones, a las taquicardias, a la intensidad de cada instante y los nervios del arriesgar.

23 febrero 2009

at random (3)

today I would eat the world as if it were an apple.

querria saber que dia aprendere a mostrar de manera natural lo que siento sin sentir que me excedo, sin responder diciendo todo lo contraio. decir blanco cuando quiero blanco y no negro. asi de simple. asi de complicado.

escribo y me desnudo en la esperanza de llegar a comunicarme verdaderamente con alguien. es una manera de expresar el amor que necesito. esperando que alguien me diga en algun momento que no estoy tan loca, o lo que es lo mismo: que no estoy tan sola. que hay alguien alla afuera que esta igual de desequilibrada. que hay alguien que ve igual de dificil el sobrevivir emocionalmente en este excitante discurrir de sensaciones, que lo disfruta con igual emocion, que lo sufre de modo similar. o que no pero que esta bien, que no pasa nada. que me oye, que las palabras tienen un receptor. que mis emociones tambien.

21 febrero 2009

el dios de las pequeñas cosas

hace muchos años leí un libro de Amy Tan titulado como esta entrada. Me gustó muchísimo pero eso no viene al caso; simplemente le robo el nombre porque me parece muy adecuado para simbolizar aquello de lo que quería hablar: 
esos pequeños momentos que el día, distraídamente, nos brinda para disfrutarlos,
instantes que sin ser percibidos, si no son analizados racionalmente, pueden iluminar un día tanto como pueden entristecerlo.

un paseo en un frío día soleado, al punto de la mañana, por las calles desiertas; una ducha larga y caliente mientras suena de fondo la canción que cantamos a grito pelado o una siesta antes de comer, con el ojo medio abierto y la consciencia de que estamos robándole al tiempo su implacabilidad. 

esas pequeñas cosas que se escapan de lo convencional, que no necesitan de esfuerzo alguno y que los dioses, si existieran, no se permitirían el lujo de calcular: son en sí mismas divinas por azarosas, por espontáneas y generosas. 

yo sólo creo en ellas.

18 febrero 2009

¿escribo porque pienso? o ¿pienso porque escribo?

(me decantaré por la segunda)

06 febrero 2009

un fantasma recorre st louis

un comentario de una amiga el otro día me hizo darme cuenta de una sensación que me atraviesa de aquí a un tiempo y que quizá es más universal de lo que creo.

El hecho de estar en un país extranjero, de ser la otra, y más en un lugar tan conocido antes de ser probado como América, me produce la ilusión de estar viviendo en una eterna sala de cine. 
Estoy, claro, donde sea que me encuentre, pero, a la vez, no soy yo la que está allí sino simplemente mis ojos, los cuales, como desde un punto exterior a lo que me rodea, lo graban todo. Por eso percibo mi agencia sobre todo ello como mínima, cuando apenas la siento como propia. Ello me lleva a experimentar una rara sensación de extrañamiento cada vez que me reconozco en mis actos, en mis palabras o mis reacciones: hasta entonces, no soy más que un fantasma, una imagen casi transparente que deambula y chupa de lo que otros hacen pero que no acaba de ser partícipe de nada real.

05 febrero 2009

sincera

comienzo a sospechar que la sinceridad es globalmente parcial.

Nos decimos sinceros pero, por un lado, para serlo, hace falta comenzar por serlo con uno mismo, lo cual ya es, de suyo, radicalmente imposible (pero hoy no me apetece pensar en ello); por otro, siempre tenemos, conscientemente o no, en cuenta a nuestro interlocutor: lo que quiere, puede o necesita saber. Materialmente es imposible contarlo todo, pero más allá de la cuestión temporal que nos impide narrar cada hecho o pensamiento con todo lujo de detalles, de los que podemos recordar, claro, está el problema de la afinidad.

Imaginemos el más cercano amigo; aún con él uno no puede abrirse completamente porque quizá esa persona no está interesada en todos los detalles de uno, o no de la misma manera, no desde la misma perspectiva y, aunque lo estuviera, probablemente su percepción y asimilación de lo contado ya transformaría el hecho de tal modo que aunque la intención del narrador hubiera sido la de ser sincero, nunca sería así porque el resultado variaría con respecto a la intención. 
Lo que quiero decir, creo averiguar mientras lo formulo, es que hay dos razones principales por las que la comunicación está siempre rota. Por un lado la configuración psíquica de cada individuo nos lleva a entender incluso las cosas más simples de modo radicalmente diferente; por otro, el saber esto a nivel preconsciente nos mueve  a presentar nuestras historias de un modo modulado ya sea en tiempo, en matización o perspectiva. 

Otro problema que surge de ello es cómo, con cada narración nuestra memoria se altera y, como ésta nos modula como individuos, nos construímos e inventamos, claro está, a través de lo que contamos y, según lo dicho, vamos variando en relación a la gente con la que decidimos vivir y compartir nuestra vida. El lenguaje, sí, aunque de modo indirecto, nos modula.
Pero creo que todo ello necesita de una aún más larga entrada y eso ya o dejo para otro momento.

04 febrero 2009

un paso atrás, más claridad

02 febrero 2009

contra la perfección

creo que ya he comprendido qué es lo que no me gusta de la gente perfecta: no es ella.

no tengo nada en contra de la gente perfecta, nada en absoluto. sí desconfío, eso sí, de aquellos, por un lado, que se saben o se creen mejores que la media y llevan, por tanto, su barbilla elevada también, consecuentemente, un tanto por encima de lo normal.

sin embargo, lo que no soporto y me hace automáticamente desconfiar de alguien es esa pose de perfección que oculta una tremenda inseguridad. me parece que hay personas en este mundo que adoptan una fachada de transparencia, de incólume moralidad, de grácil neutralidad, una sonrisa política, unas maneras corteses y una seriedad solemne con la que no puedo ni podré nunca conectar. esa gente sólo trata de evitar ser juzgada por lo que realmente es: disfraza con su perfección y seudo-anonimato una debilidad radical, la de su persona integral. se sienten incapaces de afrontar sus problemas, o lo que creen sus puntos débiles pero en vez de abrirse y mostrar con honestidad sus humanas dudas, se escudan en lo políticamente correcto de su fría actitud e imparten la clase de moralina artificial que yo particularmente soy alérgica a oir.