por muy lejos que estén, por muy remota que recuerdes su voz; los oyes hablar, los lees, y todo cobra sentido; aunque de un modo muy fugaz, casi borroso, la calma te llega.
te paras un momento a pensar: qué me dijo, de qué hablamos, y no es nada trascendental, quizá es incluso un poco desesperanzante, pero a la vez, de repente, como en un soplo iluminado,
ya sabes de dónde viniste, por qué estas aquí, o allí, y entiendes también que no importa a dónde vayas, nunca importará, mientras estés así de bien acompañado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario