les llamaría de todo. les diría todo verdades. y no perdería su amistad. o quizá sí, pero tampoco era mucha, ni siquiera verdadera. y la verdad, de cualquier modo, no me importa.
pero no hay modo, aquí estoy, aquí sigo, con las palabras entre la tripa y la boca: atrancadas.
nadie me ha dado aun un remedio; no hay ungüento, no hay píldora, por no haber, no hay ni magia que las haga salir o desaparecer. ni una, ni otra.
y una vez más, pienso: debe haber una razón, que realmente no alcanzo a entender, que me impide sincerarme: expulsarlas. quitarme el peso de encima. decirlo todo, seguir adelante.
e irme a la cama.
2 comentarios:
Yo también odio que me pase. Y sí, claro que hay una razón: que eres buena persona.
De todas formas antes o después esas palabras saldrán... Aunque a veces ni siquiera es necesario que terminen saliendo porque los destinatarios desaparecen de tu vida, el nudo en la gargante se evapora y uno termina doblemente aliviado.
Pd: Espero que no estés aislada en casa con dos metros de nieve! Muak!
gracias elros!
creo que tienes razón, salen de algun modo u otro. más o menos purificadas, más explicitas o en forma de miradas y gestos, salen.
es un alivio, de cualquier modo, saber que no soy la unica con nudos en la garganta. y saber que desaparecen con el tiempo.
ps. un pelin aislados estamos, pero la nieve se van chapoteizando. ahora lo malo es salir, imaginate!
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