Son sólo cuatro palabras, pero qué miedo dan.
Como si tuvieramos la eternidad esperándo a que nos decidiéramos a actuar.
Detenemos nuestros pasos, imaginamos las calles por andar,
pero así, sin quererlo, muchas de las veces las destrozamos:
es pronto todavía, y el tarde ya nunca lo será.
Como si tuvieramos la eternidad esperándo a que nos decidiéramos a actuar.
Detenemos nuestros pasos, imaginamos las calles por andar,
pero así, sin quererlo, muchas de las veces las destrozamos:
es pronto todavía, y el tarde ya nunca lo será.
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