31 diciembre 2012

agua, fuego y aire

            Por no perder la tradición, me hallo una vez más al borde de este año pensando en la lista de propósitos, odios y deseos que deseo cumplir, quemar y pedir antes de que pasen las artificiales horas que me quedan antes del vértigo del nuevo año que vendrá todo de vez. Aquí, sólo un par de horas más tarde, o antes, que allá.

1. AGUA. Pequeños propósitos, poco exigentes para lograr algún cambio tangible (constante y fuerte como el agua): superar alguna vergüenza, acabar con costumbres incómodas y satisfacer placeres tediosos, sin que las prisas tomen la delantera, recordando que quedan todos unos años nuevos por delante para lograr lo imposible, empleándo esta fecha como mera coartada para enfrentarme a mí misma y fijar los más aleatorios proyectos de ya larga vida.

2. FUEGO. Recalcitrados odios que en un año no han impedido, sin embargo, poder hacer un buen balance. Minucias del día a día que me impidieron ver el bosque, que me empecinaron en la piedra, sea ésta ya un jefe, un amigo, un recuerdo, un examen o una fecha. Tropiezos con ella, faltas de aliento, momentos en el pasado que me retrotrajeron a quien creía ya no ser. Todos ellos, se van (se queman en el fuego que ahora creo) con el año. O quizá sea, pues, más bien, el propósito sexto. Mental.

2. AIRE. Dulces deseos que ya saboreo. Que me proyectan a un 2013 de placeres pequeños, aquellos guarecidos por mi niña interior. Encontrar. Encontrala. Encontrarme. Moverme, lenta, lejanamente (como el aire), con la imaginación, no parar, crecer, llegar a otros cielos, siempre nuevos, allí donde nunca había mirado, ni imaginado; y así con todo, con todos.

30 diciembre 2012

crecer crecer crecer sin jamás parar

tenemos que crecer, crecer, crecer y volar;
que cada día nunca sea como el anterior,
que nos soprenda el paso del tiempo,
a la vuelta de cada esquina, como si ayer
fuera el primer día de una vida lejanísima;
no saber tampoco, jamás imaginar,
qué será mañana;
y sólo de vez en cuando sentir la lentitud
de unos segundos, mínimos, al pasar;

y rodearnos de gente que nos de alas,
que abra agujeros en el horizonte,
que nos enseñe a desaparecer cada día,
a ganar volumen, magnitud, peso,
con esa forma liviana
que nos da su electricidad;

notar que ya no recordamos quienes fuimos,
que nos inquieta quien seremos,
que crecemos, crecemos, nos vamos
y que siempre así será.

16 diciembre 2012

Aun no, sin embargo.

Son sólo cuatro palabras, pero qué miedo dan.
Como si tuvieramos la eternidad esperándo a que nos decidiéramos a actuar.
Detenemos nuestros pasos, imaginamos las calles por andar,
pero así, sin quererlo, muchas de las veces las destrozamos:
es pronto todavía, y el tarde ya nunca lo será.

05 diciembre 2012

La sal del pasado

Ahora es cuando empieza la seria invención,
todo es pasado,
todo es pasado,
pasado y sin presente,
serás la imagen melancólica que yo quiera hacer de tí.
A mi merced,
todo pasado,
pasado cerrado
para mi imaginación.

Y reviso canciones,
releo poemas
y recuerdo conversaciones.
Los meses perdidos ya no se recuperan.
Aquello que haces cada día, te cierra posibilidades.
A cada paso, una perdida.
Ya sólo queda el pasado.
Todo es pasado,
todo es un pasado
donde creo posibles presentes,
que nunca se hicieron futuros.

Todo esta cerrado.
Y con el invierno,
nunca llega el futuro,
solo persiste una canción
que escucho sin cesar,
y me sabe a sal.