últimamente he comprobado que cuando una persona logra un objetivo siempre, siempre, siempre hay alguien que, antes o después dirá: yo ya te lo dije/ gracias a mí que.../ ¿ves como era así?/ se veía venir/ etc.
estos comentarios o bien ponen la sucesión de eventos en manos de un azar que, por supuesto, ya se preveían, o bien se adjudican el mérito del trabajo a sus consejos y anotaciones, impidiendo, así, que el sujeto en cuestión se sienta completamente propietario del premio alcanzado.
por supuesto que en muchos de los casos el fin perseguido, si se obtiene, es gracias a la ayuda de otras voces amigas que han apoyado, reforzado o iluminado el camino.
lo que personalmente no entiendo es esa compulsiva necesidad de algunas personas por condecorarse, por instituirse como pitonisas a posteriori e implicar indirectamente que, de una manera invisible pero efectiva, ha sido gracias a su previsión esperanzada por lo que uno ha conseguido lo que ansiaba.
si tenían una bola, ¿por qué no ven en ella que hay algo más que magia en todo el asunto?
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