multitud de veces se nos pregunta, con una inocencia que no peca de ignorante e insultante, la razón final por la cual nos dedicamos al estudio de las artes, sean estas de tipo que sean.
como si el trabajo intelectual tuviera que siempre responder a un fin teleológico, nos vemos, en la mayoría de las ocasiones, forzados a inventar una justificación que no se corresponde ni siquiera ligeramente con la verdadera causa que nos llevó a ocuparnos de lo que hacemos.
nos obligan, pues, con una violencia soterrada, a justificar, en cierta manera, nuestra pertenencia a una academia que, parecen sugerir, debería reducirse al estudio de lo útil, de la ciencia, y, si aún pudieran ser más exclusivistas, de aquellas ciencias prácticas nomás.
en su actitud observo yo, no sólo la estupidez a la que antes aludía, sino también una envidia tremenda. la envidia de quien no disfruta con lo que hace y desea que aquel que sí lo hace, tenga algo de lo que culparse: el goce.
y sí, en esta entrada quiero, primera aunque no únicamente, defender eso mismo: el estudio, el aprendizaje y los posibles conocimientos que de ello se puedan derivar (éstos últimos siempre relativos a la inteligencia e intereses individuales) como fin en sí mismo. existen dos razones bárbaras e incontestables, a mi parecer, para hacer así. por un lado, nuestro pasajero estar en el mundo, como individuos y especies, nos debería, aunque sólo fuera de modo inconsciente (pero también con cierto talento para no empobrecerla y acortarla aún más), conducir a elegir hacer siempre aquello que más nos agrada, sobre todo cuando esto va a ser algo en lo que vamos a invertir la mayor parte de nuestro tiempo.
por otro, porque este conocimiento no es tan inútil como pudiera parecer. cada uno puede arguir una razon diferente al respecto. yo las he oído variadas y muy acertadas. para mi, la principal es que el arte está plenamente interrelacionado con la cultura, la sociedad al completo y en todas sus manifestaciones, es decir, con cada uno de los individuos que la integran. y yo, como individuo, me siento igual de tocada por lo político que acontece a mi alrededor, que por lo económico, la historia que me llevó hasta aquí o el arte que se derivó de todo ello. es más, éste no es más que un compendio de todo aquello y entenderlo en su total complejidad, apreciarlo en su justa medida es hacer lo propio con mis semejantes y, finalmente, conmigo misma. es aprender paso a paso de la filosofía vital, en todas sus vertientes y posibilidades variadas, complementarias e iluminadoras.
y no sólo no creo que exista nada más útil para iniciar una posible mejora del mundo, en la medida de nuestras capacidades, sino que no existe, dentro de mi ceguera (posiblemente) subjetiva, (casi) nada más interesante, apasionante ni satisfactorio a nivel intelectual y emocional que eso.
eso sí, cada uno que opine como pueda/quiera.
3 comentarios:
Gracias por decirlo y decirlo tan bien!
Ester.
"The assumption that theory is valuable only if it illuminates works of art is an interesting one. Somewhere behind it lurks the puritanical conviction that anything which is not useful, which has no immediate cash-value, is a form of sinful self-indulgence. Everything from thinking to love-making must justify its existence before some grim-lipped tribunal of utility. Even our thoughts must be rigorously instrumental. There is no recognition here of Bertolt Brecht's desire that thinking might become 'a real sensuous pleasure'." Dice Terry Eagleton en "After Theory". Yo lo pongo aquí porque se ve que tendrían una buena conversación al respecto, sobre todo cuando dice después: "We would know that a social order had improved in this respect [the practical needs of criticism in our society] when we no longer felt the compulsion to justify our thinking at the bar of utility" (86-87). Claro que esto último siempre despierta mi apetito combativo, cosa que abrá que retomar en instancias más festivas...
Saludos.
V
razón que tiene terry. para variar. pero yo sigo combatiendo dentro de mí, a pesar de lo que diga, contra esa tendencia al pragmatismo. igual está de algún modo ligado al intento de racionalización del que tampoco logro deshacerme. creo que sí lo está. y también creo que ese es el meollo de la cuestión. más allá de puritanismo o no. aunque igual soy sólo yo.
pero sí, dejemoslo correr para otra ocasión.
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