08 junio 2009

la negociación

supongo que en el fondo todo funciona del mismo modo: a base de pactos.
uno pacta con los demás y consigo mismo. 
pacta de manera más disimulada o más abierta, pero siempre pacta.

las relaciones con los que nos rodean están, dejando de lado la parte administrativa, basadas en un sutil juego de negociaciones: yo te doy si tú me das, yo hago si tú haces, yo digo mientras tú dices etc. pues, por mucho que nos cueste reconocerlo, nuestra generosidad tiene un límite y llegado a él, dejamos de actuar de manera magnánima, quizá simplemente por el miedo, en que se nos ha educado, a parecer inocentes y vulnerables seres cándidos.

lo que me parece más interesante de todo el asunto es que, en cierta manera, cada uno de nosotros actúa de la misma manera consigo mismo; quizá sea que, en un desdoblamiento de sí, trata de remedar con su otro yo, el juego que adopta con los demás. 
es así, creo, que nuestra personalidad no es nunca una e inalterable: vivimos en continua dinámica negociación con nuestros límites, preguntándonos hasta donde seremos capaces de resistir, qué nos interesa, qué necesitamos, qué deberíamos rechazar, tratando de delinear en este diálogo con nuestro doble cuáles son las fronteras de nuestras posibilidades, estrechando o ampliando los límites de nuestro auto-conocimiento, demostrándonos ser más listos que nosotros mismos, engañándonos con excusas para aguantar un poco más, para aceptar un paso adelante, para lograr, quizá esta vez sí, conocernos verdadera y completamente, pero, finalmente, para continuar, qué duda cabe, viviendo sin estancarnos, en movimiento, en continua (in)volución, como agua, negociando con nuestras orillas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mientras leía, asentía. Nadie hace nada por nada. Es algo que estoy aprendiendo despacio, y poco a poco. Y estos días estás muy presente, vivo pendiente de Lost.

M.C