seré breve.
empezaré por la parte más reciente pues viene a recoger lo que ya dije en esa otra ocasión para darle un nuevo enfoque. resulta que leyendo hoy al siempre alucinate Góngora y un poco de crítica sobre él he comprendido que, en parte, mi modo de concebir la escritura y el pensamiento se asemeja a la concepción del conceptismo y el culteranismo barrocos. el estilo surge y es indivisible de la la verdad que razona cuando se plasma.
la cuestión que se me planteaba el otro día surgía inconscientemente de un intento por dilucidar esa unión que sigo considerando un tanto mitificada, que no veo muy clara, vamos.
llegué a la conclusión de que en realidad lo que ocurre es que en el cerebro de algunas personas se dan tres pasos que, por intuitivos, automatizados o subconscientes, si no son pensados, parecen uno y el mismo acto.
estos tres son, según concluí: 1. el sentimiento (aunque parezca mentira, no todo humano tiene la capacidad de hacerlo actuar) 2. el pensamiento, es decir, la racionalización de ese sentimiento o idea, de ese concepto abstracto de tal manera que deje de ser un ente sin sustancia, algo amorfo e ininteligible para convertirse en verdad que nos afecta y modifica nuestro comportamiento o personalidad y, de resultas de ello, el de quienes nos rodean, 3. la escritura que es, si no paralelo al acto segundo (en mi caso sí ocurre así por ser éste, método por el cual objetivo y ordeno ese pensamiento grisaceo que pulula por mi mente antes de pasar a la palabra, escrita u oral, pero más cuando es fijada temporalmente porque me evita gran parte de la impaciencia de tener que lidiar con un receptor ante cuyas expectativas tiendo a ser demasiado perceptiva y débil), consecuencia de él.
la maravilla está, y no voy a afectar humildad en esta ocasión, en ser capaz de trazar ese recorrido. ni todo el mundo siente, ni todo el que siente lo nota, ni todo el que lo nota lo racionaliza, ni todo aquel que lo racionaliza lo pone en palabras.
el dar los tres pasos ya es un logro.
hacerlo con estilo, uno más y ser un clásico de ello, bueno, eso sí no tiene palabras.
creo que hoy, mi día de revelación gracias a Góngora es el perfecto para dedicarle mi más profunda admiración con esta entrada.
2 comentarios:
Desafortunadamente, siento y soy consciente de ello. Y digo desafortunadamente porque los sentimientos no siempre son placenteros. Sin embargo, cuanto mas amargos son, mas facil me resulta transmitirlos con palabras.
a mi me ocurre lo mismo, sonia. por eso a veces mi blog suena tan deprimente y en realidad, el dia a dia soy bastante alegre. es como si los peores sentimientos salieran para siempre de dentro mío a través del escribir. por eso no lo veo tan negativamente.
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