03 agosto 2009

dejadme dudar

llevo unos días desconcertada.
y este mareo intelectual me impide escribir.
salvo, claro, ya está visto, el propio motivo que me lleva a decir que no puedo hacer lo que de hecho estoy haciendo.
y de ahí ya no se puede salir. 
pero si se me lee despacito, se entiende a lo que me refiero.
el hecho de sentirme obnuvilada, perdida e incapaz de articular mis pensamientos de una manera coherente,
(a ello añadámosle el pudor de no querer esparcir por las carreteras siderales mis mayores miedos, traumas y fracasos)
me ha tenido atrapada hasta ayer.
una serie de hechos azarosamente se conjugaron para demostrarme, enseñarme, que en realidad no hay nada mejor que admitir eso, el más común y humano de los sentimientos: la incertidumbre: mareante.
así que hoy, con la cabeza bien alta quiero proclamar mi más básica característica, eterna donde las haya, el rasgo que no quiero cambiar nunca: la duda.
que nadie me acerque su dios particular, su manual de autoayuda, su psicologo de cabecera o su carnet de un partido. que nadie me trate de convencer de que debo unirme a su banda,  su equipo, su grupo o condición.
prefiero seguir así, indefensa pero libre. libre para equivocarme sin cesar, pero al menos con la seguridad (maldita realidad paradojal) de que lo hago al amparo de mi conciencia, de la mía y sólo mía, por mucho que ella dude sin parar. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y en base a qué construyes tu conciencia, que es tu base?

Clara

Irene Domingo dijo...

es una mezcla de diferentes ideas, pensamientos, tradiciones, llamalo como quieras, en las que me he educado, pero tb sobre las que he reflexionado, es una base que porque sigo aprendiendo y dudando, no está siempre estable pero al menos tiene ese hilo conductor que, si lo podemos caracterizar de moral, me lleva a replantearme todo, como si fuera mi única tranquilidad. aunque quizá es que entendemos conciencia de modo diferente.

Anónimo dijo...

No, al revés; creo que lo entendemos de una forma similar.

Clara