lo oigo,
mi cuerpo siente también un casi imperceptible temblorcillo que se localiza, para se más exactos, en la cabeza,
y como si nada hubiera ocurrido,
(aunque de hecho todo ha cambiado: mañana estará despejado, los insoportables se desvanecerán, todos nosotros nos veremos bellos, tanto como somos, el amor vendrá acompañado de la esperanza y la justicia se dará de un modo u otro a quienes la merecen, es decir, a quienes yo no se la negaría)
continúo con mi vida,
con la que ya tenía,
aunque parezca que ahora luzca otros ojos.
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