de acuerdo, me acabo de decir, lo voy a intentar, ¿por qué no?, me voy a poner la careta y, aunque al principio me resulte incómoda, ajena, hipócrita, llegará un día en la que no me la podré desprender, y no será como en el cuento, que, si mal no recuerdo, acaba mal, sino que está vez, la mía, me ayudará a entender la fina línea que separa esencia y potencia. porque elegiré una adecuada, y no me rascaré, ni me cansaré, ni dudaré, ni me dejaré vencer.
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