three things to be grateful for;
like three kings,
but what happens when you have one of those days in which you cannot keep track of all what you want?
i am just wondering to myself (don't you mind)
all what you want and have, and you can do it;
is then life over or starts all, i mean, over again?;
it just keeps going, as always,
just smoother, some say,
but I don't know,
I lost track and woke up here,
today: with poetry, English and friends.
31 marzo 2012
29 marzo 2012
la esencia
Existe una esencia. Sí, existe una esencia, digan lo que digan, se da. Y a ésta se la puede tocar con la yema de los dedos, cuando se está a punto del abismo, pero vuelve, cuando se cae en la durme-vela, o se vive con la cabeza en otro lado, en los márgenes de la realidad y su cotidianidad. En esos momentos esta esencia nos golpea con su verdad: se la siente como un aire que viene de dentro y desde dentro, ardiente, nos inunda, nos eleva como a las santas de los cuadros renacentistas, y casi nos permite sentir el alo dorado con que nos agracia.
Viene de otros, de lo material, de lo que no tiene nombre, o lo tiene tan usado que parece invisible, aparece por el contacto y el desapego de él, ocurre entre los intersticios del ir y venir, porque sólo se da tras la compañía que se ha dejado: cuando uno, reconocido en el otro, reflejo y rechazo, redescubre lo olvidado.
Y siente la felicidad. O algo que se parece pues, intermitente, está y, un segundo después sólo ha dejado una huella, un recuerdo y con él la duda de si fue verdad lo que recuerda.
Por eso vuelve, debe volver a la realidad de cada día, bajar, dejar de ser,
renovado, no obstante, lleno de fuerzas,
más cerca mientras se aleja, de su esencia.
Viene de otros, de lo material, de lo que no tiene nombre, o lo tiene tan usado que parece invisible, aparece por el contacto y el desapego de él, ocurre entre los intersticios del ir y venir, porque sólo se da tras la compañía que se ha dejado: cuando uno, reconocido en el otro, reflejo y rechazo, redescubre lo olvidado.
Y siente la felicidad. O algo que se parece pues, intermitente, está y, un segundo después sólo ha dejado una huella, un recuerdo y con él la duda de si fue verdad lo que recuerda.
Por eso vuelve, debe volver a la realidad de cada día, bajar, dejar de ser,
renovado, no obstante, lleno de fuerzas,
más cerca mientras se aleja, de su esencia.
27 marzo 2012
ya no
qué valiente era,
quién me ve y quién me recuerda: yo,
otra,
y con ese paliativo insustancial pero verdadero me digo,
en voz bajita, eso sí, por si no me oigo, por si aún hay solución,
que el tiempo no pasa en balde,
que he aprendido a ser,
ya sé,
más timorata, más precavida,
más cínica, más reservada,
menos valiente,
para qué mentirme,
y menos por estos lares;
ya no soy lo que era,
perdón,
ya no soy la que era,
y cuando me miro, si me observo,
en el espejo de la memoria,
sólo noto las arrugas de mi piel:
feas, desabridas,
curtidas por la vida,
que me ensaña a bajar la cabeza.
quién me ve y quién me recuerda: yo,
otra,
y con ese paliativo insustancial pero verdadero me digo,
en voz bajita, eso sí, por si no me oigo, por si aún hay solución,
que el tiempo no pasa en balde,
que he aprendido a ser,
ya sé,
más timorata, más precavida,
más cínica, más reservada,
menos valiente,
para qué mentirme,
y menos por estos lares;
ya no soy lo que era,
perdón,
ya no soy la que era,
y cuando me miro, si me observo,
en el espejo de la memoria,
sólo noto las arrugas de mi piel:
feas, desabridas,
curtidas por la vida,
que me ensaña a bajar la cabeza.
20 marzo 2012
déjenme
Porque todos los que vivieron hace siglos
ya relucen,
en mi altar: aquí los tenemos,
no quiero yo,
jamás morir,
déjenme eternizarme,
en la infinita vulgaridad del día a día,
dónde soy yo,
siempre yo, la única dueña.
ya relucen,
en mi altar: aquí los tenemos,
no quiero yo,
jamás morir,
déjenme eternizarme,
en la infinita vulgaridad del día a día,
dónde soy yo,
siempre yo, la única dueña.
15 marzo 2012
a todo esto, vosotros
¿qué más dará nada si os tengo a todos?
1 + 1, todos los que necesito,
de todos un poco cada día,
de todos modos, antes o depués
eso será todo lo que me quede,
y aun con todo,
eso seguirá siendo todo
pues ante todo
todos seremos más que nada, todo (1)
y entre todos nos daremos
de todo en todo, mucho más
como a mí, ellos, todos, vosotros, (1, 1, 1)
todo lo que necesito
sois el todo
del todo, de ese todo, todo del todo,
y sobre todo, sois todos a quien
de todo en todo, por nada podría dejar.
1 + 1, todos los que necesito,
de todos un poco cada día,
de todos modos, antes o depués
eso será todo lo que me quede,
y aun con todo,
eso seguirá siendo todo
pues ante todo
todos seremos más que nada, todo (1)
y entre todos nos daremos
de todo en todo, mucho más
como a mí, ellos, todos, vosotros, (1, 1, 1)
todo lo que necesito
sois el todo
del todo, de ese todo, todo del todo,
y sobre todo, sois todos a quien
de todo en todo, por nada podría dejar.
14 marzo 2012
el odio es
El odio es todo
lo que te gustaría hacer
con un poema como éste
y no puedes.
R. Wolfe
Esos correos a las tres de la mañana de urgente respuesta.
Esas palabras que no te salen de entre los labios cuando sólo desearías fulminar a alguien con la mirada.
Un retraso de tren.
Cualquier sonrisa falsa.
Unos minutos que se van, los ves irse, pensando en como no estarán.
No poder escribir o, poder y no querer.
Ese aliento de compañero.
El aburrimiento estresado.
Olvidar sólo un artículo de la lista cuando vives en EEUU.
Y yo qué sé y no saber y tener que opinar.
Esas mañanas de domingo cuando se ponen a cortar el césped.
Ese charco y tú en zapatos bailarina.
Que alguien se muera. Que exista la muerte, siempre en otro y siempre demasiado pronto.
No saber decir lo que se sabe expresar. Expresar todo pero que no signifique nada.
El dolor de garganta antes de un plan anticipado. Y después.
Los presidentes y las presidentas. La corrección momentánea de su incorrección esencial.
Los amigos en Facebook.
Tener Facebook.
La lluvia un lunes.
La lluvia con olor.
Que planten y replanten con más y más abono. Siempre.
Un pelo en la verdura.
Las flores en agua de hace semanas, la pereza de cambiarla y tirarlas.
Los mensajes de móvil de quien no es porque no debería ser.
Lo hago por tu bien de tu madre.
Las judías verdes. Con o sin pelo.
Todo lo que no es con lo que no debería estar soñando pero debería estar haciendo.
Los blogs que dan noticias que su autor ya sabe y a nadie le importan ni antes ni depués ni durante.
Los telediarios en verano.
Unos zapatos que recién puestos, aprietan.
Un recuerdo de vergüenza ajena en carne propia.
Esas llaves en casa a la vuelta del trabajo.
Un dolor de nosemuybienelqué. Un doctor al que visitarás cuandoyamevengamejorqueahoranomevamuybienyseguroquenoesnada.
Tertulianos de la radio, en la radio. Por la mañana.
Un helado que sabe a hielo.
El humo en el pelo. El humo de cigarro en cualquier ocasión.
Un día lo entenderás a los 29.
El insomnio siempre.
Un autobús que no sabe saltarse semáforos.
Abrigarse en primavera.
Un animal en mitad de la carretera, inmóvil.
Las setas salvajes de ciudad, imprevistas, imprevisibles, en mi ruta.
Las pelis de avión. Sus pantallas. El de seguridad que te descalzó. Y los operarios de aduanas.
Querer escribir sobre el odio, escribir sobre el odio y sólo porque es más fácil que desnudarse.
lo que te gustaría hacer
con un poema como éste
y no puedes.
R. Wolfe
Esos correos a las tres de la mañana de urgente respuesta.
Esas palabras que no te salen de entre los labios cuando sólo desearías fulminar a alguien con la mirada.
Un retraso de tren.
Cualquier sonrisa falsa.
Unos minutos que se van, los ves irse, pensando en como no estarán.
No poder escribir o, poder y no querer.
Ese aliento de compañero.
El aburrimiento estresado.
Olvidar sólo un artículo de la lista cuando vives en EEUU.
Y yo qué sé y no saber y tener que opinar.
Esas mañanas de domingo cuando se ponen a cortar el césped.
Ese charco y tú en zapatos bailarina.
Que alguien se muera. Que exista la muerte, siempre en otro y siempre demasiado pronto.
No saber decir lo que se sabe expresar. Expresar todo pero que no signifique nada.
El dolor de garganta antes de un plan anticipado. Y después.
Los presidentes y las presidentas. La corrección momentánea de su incorrección esencial.
Los amigos en Facebook.
Tener Facebook.
La lluvia un lunes.
La lluvia con olor.
Que planten y replanten con más y más abono. Siempre.
Un pelo en la verdura.
Las flores en agua de hace semanas, la pereza de cambiarla y tirarlas.
Los mensajes de móvil de quien no es porque no debería ser.
Lo hago por tu bien de tu madre.
Las judías verdes. Con o sin pelo.
Todo lo que no es con lo que no debería estar soñando pero debería estar haciendo.
Los blogs que dan noticias que su autor ya sabe y a nadie le importan ni antes ni depués ni durante.
Los telediarios en verano.
Unos zapatos que recién puestos, aprietan.
Un recuerdo de vergüenza ajena en carne propia.
Esas llaves en casa a la vuelta del trabajo.
Un dolor de nosemuybienelqué. Un doctor al que visitarás cuandoyamevengamejorqueahoranomevamuybienyseguroquenoesnada.
Tertulianos de la radio, en la radio. Por la mañana.
Un helado que sabe a hielo.
El humo en el pelo. El humo de cigarro en cualquier ocasión.
Un día lo entenderás a los 29.
El insomnio siempre.
Un autobús que no sabe saltarse semáforos.
Abrigarse en primavera.
Un animal en mitad de la carretera, inmóvil.
Las setas salvajes de ciudad, imprevistas, imprevisibles, en mi ruta.
Las pelis de avión. Sus pantallas. El de seguridad que te descalzó. Y los operarios de aduanas.
Querer escribir sobre el odio, escribir sobre el odio y sólo porque es más fácil que desnudarse.
09 marzo 2012
los placeres descubiertos
cuando el día aún continúa,
y me siento ir,
he aprendido a desalojarme;
y, si pudiera vivir a oscuras,
pondría la misma música,
a Bach,
y me quedaría conmigo,
dos instantes,
cuatro minutos,
y todo sería sólo allí, fuera de mí,
con esos celos que me transportan lejos:
hacia mí,
obliterándome,
a través de mí,
como cuando es de noche,
y sólo querría querer dormir,
y cierro los ojos,
velando,
descubro el placer
que siempre estuvo al alcance de la mano,
natural,
con esa apariencia de cotidianeidad,
como todos los más baratos que aún me quedan,
que voy a descubrir.
y me siento ir,
he aprendido a desalojarme;
y, si pudiera vivir a oscuras,
pondría la misma música,
a Bach,
y me quedaría conmigo,
dos instantes,
cuatro minutos,
y todo sería sólo allí, fuera de mí,
con esos celos que me transportan lejos:
hacia mí,
obliterándome,
a través de mí,
como cuando es de noche,
y sólo querría querer dormir,
y cierro los ojos,
velando,
descubro el placer
que siempre estuvo al alcance de la mano,
natural,
con esa apariencia de cotidianeidad,
como todos los más baratos que aún me quedan,
que voy a descubrir.
05 marzo 2012
a la vuelta de la esquina
a la vuelta de la esquina se encuentra
todo
todo lo que aquí no
están unas tardes de domingo con siesta y manta
un vaso de vino sin remordimientos, o dos
noches de películas hasta la madrugada,
el remoloneo en la cama, entre manos y sábanas,
las novelas medio malas,
teléfonos cuando apetece hablarte,
una sesión matutina,
cereales para cena,
paseos en el parque, en calles desérticas, entre marabuntas de gente, sola y acompañada, por la mañana, de madrugada, al ponerse el sol, paseos,
otra de música barata y baile,
una playa, un coche y el sol,
viajes sin guía, viajes, y más viajes,
más conversaciones,
el paso del tiempo, sereno, sin premura,
a mi ritmo, otro;
está allí,
a la vuelta de la esquina,
me encuentro en futuro perfecto,
o casi,
futuro que es otro,
a punto,
un mundo,
al alcance de la mano, o casi,
solo a la vuelta de la esquina.
todo
todo lo que aquí no
están unas tardes de domingo con siesta y manta
un vaso de vino sin remordimientos, o dos
noches de películas hasta la madrugada,
el remoloneo en la cama, entre manos y sábanas,
las novelas medio malas,
teléfonos cuando apetece hablarte,
una sesión matutina,
cereales para cena,
paseos en el parque, en calles desérticas, entre marabuntas de gente, sola y acompañada, por la mañana, de madrugada, al ponerse el sol, paseos,
otra de música barata y baile,
una playa, un coche y el sol,
viajes sin guía, viajes, y más viajes,
más conversaciones,
el paso del tiempo, sereno, sin premura,
a mi ritmo, otro;
está allí,
a la vuelta de la esquina,
me encuentro en futuro perfecto,
o casi,
futuro que es otro,
a punto,
un mundo,
al alcance de la mano, o casi,
solo a la vuelta de la esquina.
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