25 mayo 2008

tres citas espesas

pupurri de cosas interesantes:
1) esta va de leyes, leyes interesantes, cotidianas y no por ello, menos verdaderas. Dice Andrés Ibáñez que "cuanto más gastas, más tienes. Cuánto más inventas, más cosas se te ocurren. (...) Y cuantas más cosas escribes, más cosas surgen en tu imaginación." Todo muy cierto y animador, personalmente. Quizá de la primera ley, apuntillaría que funciona, desgraciadamente, sólo en una dirección.
Pero prosigamos con la cita. "Ha de suceder igual con el amor. ¿De dónde sale el gran amor? De un amor un poco más pequeño. ¿Y ese amor? De otro amor. Hay que empezar amando los guijarros, los gorriones, los aleros. Luego se pasa a los árboles, las avenidas, las nubes. Luego se pasa a las personas." En realidad, lo que el crítico quiere rebatir es la perspectiva desde la cual algunas personas se toman el amor, y la vida en general. Hay quienes creen que no encuentran el amor: que, o bien "no encuentran a nadie" o bien, "nadie los encuentra a ellos". Pues bien, Ibáñez, negando la mayor, invoca en sus líneas a la actividad, al entusiasmo, a vivir en el más puro sentido de la palabra. Y en eso también, estoy muy de acuerdo con él.
¡Busquemos, busquemos, hallemos, encontremos, descubramos, disfrutemos, hagamos mientras duremos!


2) conectando con el tema anterior y siguiendo también con las citas, rtefiero a lo que dice Luis García gambrina acerca del viaje y la memoria. Sostenía la semana pasada, a colación de unos versos de Alex Chico que dicen:

recuerdo haber leído
que el único viaje de nuestras vidas
es el que se emprende
hacia uno mismo

que el amor era, y es, "una mera variante del viaje" por lo que tiene de conocimiento, pero también de acentuación de la conciencia de pérdida, de lo que fuimos, de lo que la memoria puede decidir guardarnos en forma de ecos débiles que serán lo único que permanezca. Una débil resonancia, un espejismo, un reflejo que, al menos será "la única prueba de que hubo algo".
Quede ahí ese discurso interior un poco destrabado y no por cierto y consolador, menos triste.

3) para termina, seré breve.
Leí el otro día, no sé ya dónde, una frase de Marañón que creo que en cierto modo enlaza con todo lo anterior.
Dice así: "el vivir y por tanto el pensar, el escribir, el crear, es sólo ensayar y ensayar".
Juega, es claro, con la dilogía de la palabra ensayo y con la supuesta similitud poética entre vida y literatura, pero, al menos en la acepción menos científica y más personal acierta totalmente: todos nuestros actos son puro ensayo, son una prueba y en nuestro viaje no hacemos otra cosa que ir tanteando, desde que nacemos hasta que morimos, con cada acción ejecutada. Somos responasbles, cogemos las riendas y emprendemos un recorrido que será siempre arriesgado pero siempre valioso ensayo.

2 comentarios:

Clara dijo...

Y una cita más ligera que descubrí hace poco... Creo que fue Benjamin Franklin el que dijo: "La cerveza es la prueba de que Dios existe y quiere que seamos felices."

Anónimo dijo...

me parece estupendo, medea. me da igual quien lo dijera, me encanta la cerveza... y las citras espesas!