18 marzo 2011

él, su amuleto

no fue hasta que se atrevió a abrir los ojos frente al espejo que descubrió su auténtica naturaleza;
con valentía, aceptó aquello que había quizá adquirido, quizá heredado pero que era, al fin y al cabo, la fuente de su fuerza.
el cuerno de unicornio lo hacía especial: ya nadie nunca más podría definirlo sin errar.
ya él era dueño de su destino, de su presente, e iba, libre, a volar.

2 comentarios:

optacuentos dijo...

¡Es muy bonito! pero no capto la referencia, si la hay... ¿Quién es?

Por cierto, te dije que te avisaría si me hacía un blog... ¡pues ya lo tengo! Aunque yo solo escribo las propuestas y reviso los contenidos, que son de mis creativos y literatos alumnos.
Por si le quieres echar un vistazo: optacuentos.blogspot.com. Acabamos de empezar, pero ya iremos añadiendo.

Irene Domingo dijo...

que bueniiiisima idea clara, te leeré, los leeré, seguro!

la referencia, ninguna salvo... yo.

nos seguimos leyendo pues!