01 septiembre 2012

Duele.

Me sobrepasa.
Me penetra y duele.
La realidad.
Porque existe, se siente,
aunque no se conozca.
Y hace cerrar los ojos,
esos ojos que ya no ven,
que desde que se abrieron
se acostumbraron a la luz.
Pero es oscura esta realidad.
Golpea,
duele,
arrastra todo lo que se mueve,
hacia el punto muerto.
Y cuando empezamos a ver en ella,
nos cuesta distinguirla de los cuentos,
no queremos.

De esos cuentos que cada noche nos contamos para poder dormir.
Y que a veces ya no nos podemos dejar seguir creyendo.

Aunque lo intentemos. Porque duele. Dentro.

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