22 febrero 2013

Ella.

Pues por qué no sabría vivir sin ella,
porque a veces las razones no tienen un porqué,
son de piel,
y son los momentos en los que me preguntais
en ocasiones como estas cuando más dudo
de mi naturaleza
animal
como soy,
cuando soy, con ella.

Si soy, soy por ella.

A pesar de gravitar,
como la tierrra,
vuelvo al sol,
vuelvo a ella,
planetas tornando a mi derredor,
sin jamás tocarme.
Salvo ella.

Aunque nazca de las raíces,
como una planta,
y con sus fortunas me agradezca,
cuando camino,
sobre todo cuando camino,
ella me lleva,
me eleva,
me distrae,
me guía.
Conectada.
Siempre ella.

No obstante mis dudas,
más que nada,
por animal que sea,
me siento salvada
por ella.
Ella me diviniza,
ante mí,
me da alas,
para seguir sobre la tierra.
Y tira de mí a a lo hondo,
así me descubro cada mañana,
llevándome a ser lo único que verdaderamente soy
ya desde hace seis mil años,
constante sólo
ella.

Si es, yo soy en ella.









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