literatura y vida son uno (2 en 1, como algunos champús);
no sólo porque la literatura se alimenta y crece de lo que nos rodea
sino también porque muchas veces la vida es tan lejana e intangible como la mejor literatura.
no voy a ocultar que sufro de cierto quijotismo, que para mí el Cid y Aragorn suenan igual de reales, que Shakespeare es igual de ficticio que Hamlet y que los griegos Platón y Aristóteles me suenan a patraña inventada por algún juglar medieval;
del mismo modo, muchas veces creo vivir la vida como si la leyera; me recuento lo que vivo y es como verme mientras actúo, como si me separara del resto y de mi misma por un cristal transparente desde el que los pudiera observar como sentada en butaca, pero una con la añadida diversión de la interactuación.
No llego a comprender qué es exactamente lo que diferencia mis lecturas de la realidad que vivo, imagino y trato de comprender. Más aún, no comprendo qué importancia puede haber en marcar esa diferencia. Sólo en simbiosis pueden funcionar ambas. Y no tiene que ser únicamente literatura, la ficción al completo y la historia, más allá de lo político-social, nos hacen a cada uno; y nosotros mismos hacemos la segunda mientras re-hacemos la primera, porque el consumo de arte es siempre una nueva construcción personal del mundo y en ella la imaginación juega su gran papel. De modo que volvemos otra vez al principio: dos en uno, no hay salida ni marcha atrás. Solución: ¡disfrutar!
2 comentarios:
Pocas veces podemos distinguir la realidad de lo que llamamos ficción. De hecho, mi director de tesis siempre me ha dicho (y cada vez le doy más la razón) que la ficción es mucho más estable, fiable y duradera que la realidad.
Un saludo y gracias, nos seguiremos pasando por aquí.
si, tiene razon tu director, pero como no estoy segura, yo sigo paseandome por las dos lo mas q puedo!
Publicar un comentario