y los rayos le impedían
reconocerse en los espejos (tampoco la imagen que le hubieran devuelto sería franca).
un día al amanecer
deseó dejar de competir con la aurora:
se arrancó los cabellos de cuajo
y mostró los cráteres de su rostro.
la frialdad de su nueva persona
le aisló del universo
y éste olvidó así, como sonaban las canciones de cuna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario