19 enero 2009

llevaba un sol por cabeza
y los rayos le impedían 
reconocerse en los espejos (tampoco la imagen que le hubieran devuelto sería franca).
un día al amanecer
deseó dejar de competir con la aurora:
se arrancó los cabellos de cuajo
y mostró los cráteres de su rostro.
la frialdad de su nueva persona
le aisló del universo
y éste olvidó así, como sonaban las canciones de cuna.


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