un momento ínfimo, pero suficiente, de la alegría, las ansias, el entusiasmo, los nervios y la ilusión ante un encuentro con un amigo en las ferias.
sólo esa milésima de segundo, ese recuerdo evasivo de una emoción sin cuerpo siquiera, me ha bastado para darme cuenta de lo poco que he cambiado.
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