11 enero 2012

la crítica destructiva

Leí el otro día en un artículo de estos que abundan por internet que las personas más negativas tienen la tendencia y la ventajosa capacidad de ver con más claridad la cara oculta de la realidad, oculta, debería indicar, a todos aquellos suficientemente optimistas como para obviarla. En fin, como se podrá imaginar, el artículo en cuestión confundía, quizá no incorrectamente, "realidad" con "cara negativa" y estaba escrito, obviedades aparte, por un pesimista muy optimista, al menos, acerca de su condición.

Hasta qué punto sea cierta esa equivalencia que el autor trazaba inconscientemente entre realismo y pesimismo es algo que nunca se podrá objetivamente verificar. Lo que sí debería tratarse de evitar es la asociación de un cierto tipo de escepticismo con respecto a la realidad con el pesimismo y ambos, con una actitud condenable,es decir, con un tipo de comportamiento a mejorar. Todos somos críticos con tanto nos rodea. Hay quienes logran controlar y matizar las críticas mejor que otros. Hay quienes incluso logran mantener sus comentarios para la privacidad de sus mentes. En mi opinión, todo es válido en el terreno del escepticismo-pesimismo realista. Lo único condenable, en realidad, es la crítica constructiva. Esa tradicional y gratamente perdida en el olvido crítica razonada, puesta a discusión, defendida ante el criticado con argumentos, pros y contras, sin máscaras, y con gracejo está, gracias a Dios o a los tiempos, bien reemplazada por la crítica destructiva.

Quien no esté de acuerdo que, por favor, venga y me explique qué de malo hay en reconocer, por entre los puntos fuertes y ventajas- a su debido tiempo silenciados y guardados bajo la llave del olvido- de ya sean, personas, objetos, eventos u opciones, los errores, defectos, puntos débiles y desventajas con que naturalmente vinieron a este mundo. ¿Cómo no regocijarse con el grano purulento que asoma en la nariz de tu incomparablemente eficiente compañera de oficina una vez al mes en esas abominables y dolorosas fechas? ¿Cómo no alegrarse de las incapacidades matemáticas de ese amigo que en cambio tiene un sentido de la orientación exquisitamente envidiable y un mercedes no poco más deseable? ¿Cómo no aprovechar cualquier momento de debilidad de aquel profesor de turno que te puso una nota menos de la merecida para reafirmarte en la convicción de su error obviamente craso y perpetuo? ¿Cómo no desearle a tu más ruidoso vecino que no le salga una gotera sino dos sobre ese maravilloso jacuzzi que obviamente pagó beneficiándose de los fondos de una comunidad que maneja con menos gracia que inteligencia?

En fin señores, que ya digo, la crítica destructiva es lo que se lleva. Una buena muestra de la claridad con que vemos, pesimistas pero alerta, la realidad que nos rodea, siempre muchísimo más negra que nosotros, porque claro, nosotros ¿qué vamos a estar tocados por ella?!

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