Voy acumulando vacíos. Los vengo ganando desde hace tiempo. Cada uno, uno perdido. Esos son los amigos. Y resulta curioso, de vez en cuando, me vienen a la mente, y la vuelve a ocupar, como fantasmas del pasado que son, se resisten a escapar.
En ocasiones asi me pregunto que por qué nos dejamos ir, por qué no hicimos el esfuerzo, por qué nos olvidamos de la posibilidad o dejamos de sentir esa existencia lejana como necesidad.
Lo más paradójico de todo es que yo aún los creo parte de mí, esos vacíos me hacen: son yo. Y aunque por eso, a todos y cada uno, a las decenas de personas que querí, las añoro y siento como desgarrón de quien fui y quien pude haber sido; a la vez, no puedo, no me dedjo lamentar ya más el desvanecerse de su existencia.
En una mezcla de nostalgia y esperanzada alegría sé que su lugar es ocupado, fue recuperado y será conquistado por otros amigos, más propicios y certeros, más fieles y más cercanos que me harán otra, a los que daré y con los que conformaré lo único que importa: un continuo presente, un estar siendo, siempre.
En ocasiones asi me pregunto que por qué nos dejamos ir, por qué no hicimos el esfuerzo, por qué nos olvidamos de la posibilidad o dejamos de sentir esa existencia lejana como necesidad.
Lo más paradójico de todo es que yo aún los creo parte de mí, esos vacíos me hacen: son yo. Y aunque por eso, a todos y cada uno, a las decenas de personas que querí, las añoro y siento como desgarrón de quien fui y quien pude haber sido; a la vez, no puedo, no me dedjo lamentar ya más el desvanecerse de su existencia.
En una mezcla de nostalgia y esperanzada alegría sé que su lugar es ocupado, fue recuperado y será conquistado por otros amigos, más propicios y certeros, más fieles y más cercanos que me harán otra, a los que daré y con los que conformaré lo único que importa: un continuo presente, un estar siendo, siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario