25 julio 2010

tu quisieras ser panadero, yo, tú, poeta

Hoy día
tengo un deseo,
uno pequeño y humano.
Yo solo quisiera ser,
o más bien poder escribir,
como Ángel González.

Decir apenas sin esfuerzo,
o aparentando una sencillez total,
todo aquello que se me pasa por el alma.
Y sentir con tal profundidad,
que mi poesía se volviera
la más tradicional filosofía,
lo que viene a ser,
al fin y al cabo, vida,
pura vida en palabras desordenadas.
Desearía poder desnudarme,
mostrarme en fragmentos humildes,
y saber
o al menos querer creer
que alguien, allí, al otro lado,
me lee, me entiende y,
gracias a mis letras,
se sabe menos solo,
cree en el amor amor,
o entiende que el dolor
-a veces también el placer-
sólo existe
si es agridulce,
y que la muerte es
natural como la vida misma.

En cambio me conformo con esto,
con simulacros y tentativas,
y remedando e intentando entender,
me creo más cerca de su verdad,
esa que sólo él en su arte
con su discurso tan natural
nos ha sabido mostrar.

No creo ni tan siquiera que con mi escritura
ni con mi vida
ni siquiera con mi lectura
haya llegado a comprenderlo
en toda su profundidad.




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