13 noviembre 2008

hoy que me siento feliz

hoy que me siento feliz,
voy a hablar de aquello que odio

detesto esas páginas de los libros que se caen y los hacen parecer puzles pues, aunque permitan leer las obras de un modo más aleatorio, incomodan la lectura sobremanera

odio los bajos de los pantalones mojados, cuando éstos pesan y pesan y notas que los calcetines se van emapando y el paragueas te incomoda, y la calle va llenandose de charcos amenazantes y sólo se piensa en estufas, radiadores u hogares

detesto la gente que no sabe lo que son los horarios. cuándo uno debe dejar de hacer ruido, cuando uno debe llegar a la hora acordada, cuando uno debe abrir un negocio o cerrar un bar, por ejemplo

odio el olor a cesped recien cortado, el olor de la lluvia nada más llover, el olor de los guantes de dentista, el de mandarina en mis manos y el olor a gasolina. simplemente.

detesto la gente que habla bajito porque cree que así parece más dulce, débil o sensible

odio a los políticos incompetentes que tratan de vender su inteligencia y sólo logran atrofiar la mente de tanta gente que los cree por pre-juicios

detesto la manipulación de los medios de comunicación

odio la mediocridad de mucha gente de mi edad que sin saber muy bien cómo ni porqué adoptan posturas y posiciones pasadas de moda pero se creen lo más moderno y joven del momento

detesto la palabra, la noción, el hecho de que exista la idea de gente "cool"

odio a la gente guarra

detesto a los jóvenes de mi ciudad que dicen "co" cada dos palabras

odio esperar en las salas de espera

detesto no saber por qué

odio esos poemas y sus correspondientes autores que no sienten, dicen, ni transmiten nada con su poesía pero que venden una actitud, ganan premios y se dedican a dar consejos y mostrar un tipo de vida bohemia que, ademas de trasnochada, no es verdaderamente la que ellos siguen

detesto a la gente que me llama "cariño" cuando en realidad le importo cuarto y mitad, no me ha visto en siglos y sólo lo usa por y para sí

odio esas películas europeas sin apenas diálogo pero tan modernas y con tanto mensaje que parece que los críticos las evaluaran por el nievl de aburrimiento que logran en el telespectador

detesto pensar que hay gente que desaprovecha la vida, estancándose en lo conocido y, lo peor de todo, que no sabe que hay más y más y más

odio a las personas que se creen superiores, tan por encima, en cuestiones de moral, ética o política, que son capaces de juzgar y dictar sentencia a voz en grito sin ir a los detalles

baste por hoy

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