la encuentras y es cómo si se hiciera la luz: "¡tate!"- te dices- "era eso: desilusión. Ah, pues creo que puedo contra ella, ¿cómo no? ¿cómo no voy a poder vencer a una mera palabra, a un algo tan pequeño que se condensa en cuatro pobres sílabas"- y ahí vas. Aunque sabes que tardarás un tiempo, que la impaciencia que te caracteriza hará que la lucha por la expulsión de "des", de por sí ya dura y triste, se haga aún más dolorosa, quieres confiar en lo que dicen los demás: "ocurrirá."
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