esa capacidad para hacernos vibrar alegría sólo la adquieren cuando aparecen de manera sorpresiva, de entre todas nuestras melodías elegidas e incluídas en la banda sonora de nuestro día a día.
debemos, pues, aprender a valorar las curvas de la emoción, y disfrutar todo tipo de tonos, para que la máxima felicidad no llegue a saturarnos con su presencia.
ah, pero qué difícil es no desear que la siguiente y la siguiente y la próxima canción sea esa, nuestra melodía preferida.
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