parece sencillo
cuando lo lees,
y el caso es que, a mí,
me dan unas ganas tremendas
muy a menudo
de ponerme a ello,
pero para escribir un poema
se necesitan
agallas,
y no sé si las tengo;
se necesita
ser un borracho
o un inconsciente
o adolescente, que para el caso,
todo es lo mismo;
se necesita leer,
leer o vivir,
demasiado,
y ahora, no tengo el tiempo;
se necesita escribir y errar,
así, incesantemente,
como sin querer,
de manera natural,
como cuando al caminar uno tropieza,
y apenas se da cuenta
o aparenta no haber notado el pequeño saltito
del camino,
pero claro, cuando uno pasea,
no es poeta,
la poesía sólo surge sentada,
y así es que sigue,
parada, muerta, con las carnes fofas,
sólo la salva que
quien la lee,
quien la despierta,
muchas veces la malinterpreta.
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