27 marzo 2010

mi pasatiempo favorito

mi pasatiempo favorito es mirar a la gente. lo que en este país llaman: "people-watching" (habría que reflexionar acerca del por qué, en un lugar donde hacer eso es considerado maleducado, tienen un sustantivo con el que recortar la realidad, en fín).

el caso es que, de tanto hacerlo, y de tanto consumir mi tiempo en pensar o divagar acerca de lo que veo, y quizá también de lo que invento, he llegado a varias conclusiones.

por un lado, no sé si este hobby mío es muy productivo. o más bien, si lo es de manera positiva. todo lo que obtengo de él es algo que voy a denominar el sentimiento "de". Sentimiento "de" porque engloba a todas esas palabras grises que alguien un día decidió hacer comenzar con esas dos letras: desilusión, desesperanza, desamparo, decepción.

este sentimiento está muy conectado a la segunda concusión que aquí quiero compartir: que el ser humano, a pesar de vivir en sociedad, es un animal solitario. cada día sufre en su relación con los demás. la mayoría de ellos, necesitan, desean y se esfuerzan por lograr la unión perfecta con un otro: la comprensión, el afecto, la naturalidad. pero en la mayoría de las ocasiones, fracasa. somos demasiado complejos. sin embargo, somos un animal valiente o ciego; y no nos rendimos: usamos diferentes artimañas para lograr esa conexión hasta que algún tipo de acercamiento se produce. entonces, de tan felices que nos sentimos, nos cegamos y engañamos haciéndonos creer que lo hemos logrado. sin embargo, pocas veces es cierto.

cada día más, gracias, o sin gracias, a los nuevos métodos de comunicación, nuestras relaciones divergen. de uno a uno, hemos pasado a convertir nuestras relaciones en shows, en muestras al mundo entero de nuestras intimidades, que ya no son ni nuestras ni mucho menos verdaderas (y no ya hablo de intimas). si antes intimábamos con alguien como a través de un túnel, de manera cercana, secreta, trabajosa pero a la vez, más real, auténtica, comprometida y valiosa; ahora nos ponemos en contacto por, y no para, el otro, pero sí para los demás. hay mucho más que evaluar, y los discursos contiene muchos más niveles, con lo que pierden intensidad, validez, cercanía: el túnel se abre para los espectadores que pueden interferir en él, que, de hecho, lo hacen con sus miradas y respuestas.

sin embargo, hay personas que aún hoy viven comunicándose como dentro de un túnel. no están locas como hay gente que dice. simplemente no han procesado el necesario cambio de actitud ética y de individualidad que nuestra era les impone. ya lo hagan inconscientemente, ya como toma de posición ideológica, ellas simplemente viven en otra era.
para mí estas personas son de los pocos individuos que me salvan del "sentimento de", de los pocos con los que todavía puedo establecer una relación íntima y auténtica, de los pocos que hacen que mi pasatiempo favorito siga siéndolo sin remordimientos de voyeurista

2 comentarios:

la medusa queratínica dijo...

Es el dilema del erizo (http://es.wikipedia.org/wiki/Dilema_del_erizo) solo que ahora hemos descubierto que compartiendo intimidades banales podemos fingir la amistad, de esa manera no nos sentimos solos y evitamos las posibles fricciones que surgen de cualquier relación y con ellas el sufrimiento. Sin embargo, como bien dices, aún queda gente con la que poder establecer relaciones auténticas, gente que entiende que en la vida hace falta que de vez en cuando te den una de arena (¿o es una de cal? nunca lo he tenido claro...)

Irene Domingo dijo...

exactamente medusa! yo creo incluso, naive de mi, que hay relaciones mas profundas sin cal, todo arena (yo siempre pensé que la cal era peor que la arena, será por la playa!)