12 enero 2011

de viaje

Una carretera y horas, como la vida, por delante. Puedo hacer de ella lo que se me antoje. Mis pensamientos corren libres, mi cuerpo permanece, estancado, en este asiento reclinable. Leo. Escucho música. De fondo, se mueve una película de tercera B. Pero me muevo, y la banda me acompaña.
Un año que finaliza, una carretera que continúa y un sabor agridulce en la boca. Sabe a todos los deseos que voy a probar, a probar lograr.
La cabeza poblada de novelas leídas, y de las vividas también. Imagino todo lo que va a ocurrir. Esa posibilidad esperanzadora me alegra. Me alegra tener esa esperanza, la energía, y los compañeros de viaje que auguran un éxito. Probable. Al menos, me llevan con el impulso de vivir, o de repensar historias; de leerlas, escribirlas y serlas.

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