22 mayo 2009

el placer de la mirada



me resulta curioso que en muchas ocasiones somos no sólo actores de nuestra vida sino también espectadores indirectos.
me explico, mientras vivimos, como nos sabemos observados, creamos una imagen de nosotros mismos ficticia, claro, porque carecemos de lente o espejo para vernos, con la que tratamos de simular lo que los otros están percibiendo.
esa imagen nunca se corresponderá con la de ninguno de nuestros espectadores, por supuesto, pero más allá de este hecho, lo que me parece llamativo es cómo la simple acción de vernos imaginariamente, ya está condicionando nuestro modo de actuar. 
o sea, en realidad, es el sentirnos observados lo que nos condiciona y eso es algo de lo que nunca podremos escapar. entonces, viene a ser lo mismo que si no lo estuvieramos. al menos, hoy en día. 
me pregunto si esto habrá sido siempre así, si no está siendo cada vez más potenciado por el auge de la imagen que se está dando en nuestra sociedad. me parece muy curioso pensar pues, cómo se percibirían, cómo configurarían su subjetividad las gentes de siglos pasados si carecían, entre otros, de este factor tan relevante que puede pasar incluso inadvertido hoy día.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

(Tienes razón, la imagen interna y externa de nosotros nunca coinciden... mira el Quijote.)Seguramente es así desde que somos humanos, si no antes... Cuando estábamos en las cavernas el jefe dominante tenía que comportarse como se esperaba que se comportara el jefe dominante o dejaba de serlo automáticamente, y supongo que así con cada miembro de la tribu.
Pero no creo que sea algo necesariamente negativo: también es lo que nos impulsa a evolucionar, a intentar mejorar, ¿no? Te construyes una imagen mental de quién quieres ser (a qué quieres dedicarte, tu personalidad, tus amigos, tus logros y demás) e intentas hacerla realidad. Claro que nunca podremos saber si lo conseguimos o no porque como nuestra visión de nosotros mismos y la de los demás no coinciden... y vuelta a empezar. Qué paradójico, nunca lo había pensado.

Clara

Irene Domingo dijo...

genial clara! totalmente de acuerdo. vivimos en la ignorancia y, además, nuca sabremos hasta qué punto ni hacerlo de otra manera.
y me gusta lo del lado positivo de la motivación que ello nos da. aunque no creo q siempre sea para bien, pero eso tb se puede cambiar!