23 julio 2009

sufrir sólo, si

siempre he creído que la soledad es uno de los sufrimientos más llevaderos.
la gente que está o se siente sola suelen quejarse acerca de su situación, pero cuando así lo hacemos, en realidad, y lo podríamos admitir si el tópico no nos sellara la boca, nos quejamos bajito.
el paso de lo privado e íntimo a lo público y compartido es uno de los más peliagudos que podemos encontrar, ya sea a nivel de experiencia personal, ya como mero ámbito de estudio.
ciñiendome a lo que al dolor respecta creo que la dificultad que este tránsito añade a la cuestión se manifiesta claramente.

uno, cuando se siente/ está solo sabe, o intuye, que es la única causa de su mal. Puede, por tanto, controlarlo, culparse por ello o, incluso, por no ser capaz de superar esas debilidades que lo abocan al sufrimiento. 

en cambio, quien se deja depender de otro, quien se ata más o menos a la realidad que lo rodea y acepta las responsabilidades y dulzuras que ello conlleva, debe, si experimenta un sinsabor, plantearse hasta qué punto el otro es causa o partícipe de su mal. 
simplemente cuestionarse la capacidad del igual por estar a la altura de lo recibido de uno ya es un potente revulsivo de los afectos: no sólo se tambalea el aprecio por el otro, si no también la capacidad de juicio, valoración y actitud correspondiente con que uno ha venido comportándose hasta el momento.
sin embargo, cualquiera de estas elucubraciones, y de las más que de ellas se pueden derivar, no conducen a ningún lugar: no hay modo alguno de concretar o averiguar y así solucionar el origen del dolor que nos afecta.
¿por qué? bien sencillo, porque no está en la naturaleza humana el poder conocer y controlar los pensamientos y motivos de conducta ajenos. de este modo, el doliente queda atrapado en la angustiante impotencia del nunca saber. y, encarcelado por sus propias dudas, no tiene (nunca hubo ni nunca la habrá) fuerza ni modo para prevenir todas las consecuencias de esos delirios que sólo incrementaran el dolor, dolor en comunidad. 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí me parece que el sentimiento de soledad tiene su base en el deseo y la incapacidad de compartir algo tuyo con alguien más.
Cuando buscas y rebuscas en las palabras para ponerle nombre a tus ideas, a tus sentimientos, a eso que está escondido tan profundamente dentro de ti que solo puedes intuirlo pero no exteriorizarlo... cuando ves que te faltan palabras y sintaxis y gramática en todos los idiomas y que en el fondo no puedes expresarte a ti misma a nadie... Entonces, además de frustrada, ¿no te sientes sola? Y ¿te parece fácil y llevadero?

Clara

Irene Domingo dijo...

tengo que pensarlo. luego te digo.

Irene Domingo dijo...

clara, estoy de acuerdo en lo que dices. pero también ocurre que a veces se dice simplemente que se esta sólo, se siente todo eso que tú muy bien explicas, pero no sé admite que no se desea, a pesar de todo, cambiar la situación por miedo, por la seguridad de lo conocido, porque también el relacionarse con los demás da muchos sinsabores que uno, esta vez sí, no puede solucionar.
por otra parte, en mi caso, siempre escribir es una manera de comunicar, aunque no sea más que a mí misma, todo lo que intuyo y así, exteriorizo. es mi terapia, vamos.
creo, quizá por esto ñultimo, que son dos cosas separadas: una el sentirse sólo, otra, el no ser capaz de expresar-entender lo que nos reconcome.

Anónimo dijo...

Mmm... vale, ahora te he entendido mejor, gracias.

Clara