02 septiembre 2009

sin peter pan

cuando la vida se vuelve seria, se vuelve monótona, o simplemente aterradora.
de repente, un día, al despertar, sin que nada aparentemente haya cambiado al rededor, todo ha cambiado: la misma cama, el mismo cuarto, la misma casa, la misma cara sin arrugas, la misma rutina, gente, costumbres y hasta sorpresas, en suma, el mismo tú, o yo, en este caso;
es precisamente eso: el haber descubierto que nada ha cambiado ni va a cambiar sustancialmente en los próximos años lo que te hace cambiar.
un paso adelante en la madurez. un nuevo terror: la responsabilidad de ser una para siempre. ser simplemente tú, o yo, en este caso.

la heroicidad ya no consiste en reinventar, en jugar con lo dado para crear maravillosos nuevos comienzos, en descubrirse en cada nueva situación. puede seguir ocurriendo, pero ahora el héroe debe aprender a ser feliz también cuando no hay esas opciones, o cuando siente que todo es trascendental, cuando se ve aplastado por la monotonía y las opciones inexistentes, por los sueños imposibles y los caminos olvidados por nunca tomados.
debe pues, aprender un nuevo juego y el día que descubre eso, ha dejado, para bien, a su peter pan en el rincón. lo retomará, seguro, en ocasiones, pero algo ha cambiado dentro de él: está en el mismo lugar, estará allí para mucho tiempo y el mundo, sin modificarse, le ofrece ahora mil nuevas posibilidades que estaban escondidas a sus ojos de antes y que estos de ahora, más serenos, miran con esperanza.

No hay comentarios: