28 septiembre 2009

tres deseos (imposibles?)

1. deseo dejar de ser un camaleón de sentimientos. en ocasiones, muchas, las emociones que los que me rodean emanan, las que me transmiten, cuentan o aparentan, me penetran tanto que me transformo, me vuelvo ellos. ocurre sobretodo con aquellos a quienes siento más cercanos. pero también con películas, con libros, con obras de arte en general. tengo una relación de amor odio con todo lo que me rodea porque si me atrae tanto la vida, a la vez temo la empatía que ella me puede provocar. no sólo no quiero arriesgarme a sufrir con los muchos, más que nada no quiero desaparecer. poco a poco dejo de saber quien soy. soy los otros. ¿o es que soy con el otro?

2. deseo disponer de todo el tiempo del día, de la semana, el mes, el año, la vida. hacer con él lo que me venga en gana: dormir cuanto quiera, despertar cuando me venga en gana, escribir, leer, amenizarme siempre que lo desee: sin fechas, plazos ni esquemas u horarios. y deseo que esa libertad no acabe con las ganas de hacer, ni con el placer que da desear más tiempo.

3. deseo mantener siempre esa energía que me viene de tanto en tanto, como ráfagas azarosas de alegría casi material; que esas indescriptibles amarillas turbulencias que me llenan de ímpetu, me ponen una sonrisa, me llevan a escribir y me reconcilian con el mundo y su orden sean una constante en mi ánimo, sean yo o, al menos, que estén siempre conmigo (aunque eso, quizá, signifique que nunca note la diferencia)

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