13 marzo 2009

hoy como otros ayeres y mañanas

es una lástima que dios no exista, al menos, para mí que, al fin y al cabo, es como si no lo hiciera en absoluto.
si no fuera así, le pediría sólo una cosa, como si del genio de Aladdin se tratara, le pediría que me concediera tres deseos en uno: poder vivir la vida simplemente de hacer lo que deseo por encima de todo.

querría poder dedicarme a vivir y escribir lo que siento mientras lo hago.

en días como hoy es como si las sensaciones recorrieran mis venas, desde los pies hasta las puntas de los dedos en mis manos, como si una energía desbordante quisiera salirse por ellas mismas, como si esa fuerza adquiriera consistencia en forma de múltiples colores e irradiara una perfecta sintonía que no se puede plasmar más que en forma de cuadro. lástima que dejara de dibujar tiempo atrás.
en días como hoy quisiera decir mil y más palabras, explicar todo lo que siento. contar lo viva que me siento en medio de este torbellino en el que, desde hace tiempo me encuentro. contar cómo la clarividencia de saberme incapaz de conocimiento alguno me da un ánimo nuevo. confesar los deseos más oscuros que aún no se, desgraciadamente, racionalizar. plantear que quizá esta experiencia de postpostpostmodernidad es la más feliz de todas y que sentirse fuera de tiempo es una triste pero también positiva experiencia. al menos, la única con la que contamos y por tanto, la mejor que podemos imaginar.

quizá sólo quiero decir que más que feliz, me siento con ganas de vivir. pero aún no sé cómo ni por dónde empezar.

2 comentarios:

Paulina Soto dijo...

Bueno, es que creo que eso son los seres humanos más animos que determinaciones, así que entiendo la sensación, pero creo que tampoco me ha pasado algo tan mágico como lo tuyo.... oye y eso de la postmodernidad yo no lo creo, only for the record. te respondí de tu respuesta a borges.

Irene Domingo dijo...

dices que no compartes lo de la felicidad o lo que digo de ella? bueno, a veces me traiciona el lenguaje.
ahora te leo.