05 marzo 2009

probar por probar

dijo Victor Hugo que el hombre perfecto es el que vive en un perpetuo exilio.

bien, pues yo no quiero ser ese ser humano, no quiero ser infeliz.

escribo mientras pienso. creo que es así, el exiliado ya sea metafóricamente, ya sea literalmente, es un hombre sin hogar. alguien que no se siente a gusto en ningún espacio, en ningún momento. 

probablemente esa persona goce de una clarividencia casi divina; quizá "experiencie" (haciendo uso de neologismo tan bien acogido) la realidad con una intensidad placenteramente dolorosa, pero ¿no existe la posibilidad de hacerlo sin serlo?

no hablo ya de la condición política del que ha sido expulsado de su país. a él, claro está, no le queda otro remedio que vivir con el peso de una pérdida no elegida, de tratar de superar el dolor, el rencor y los deseos de mitificación que la lejanía le empujan a realizar.

me refiero simplemente a cada uno del resto, a todos los que podríamos vivir siempre, si lo intentáramos, como en tierra ajena. sin sentirnos nunca parte de nada, cercanos a nadie. ello, ya dije, quizá nos perfeccionaría pero perderíamos, seguro, todo el riesgo que supone probar a pertenecer a la alteridad. el compromenternos con el otro, con la vida, que es siempre lo ajeno, nos permite vivir, disfrutar, aunque sea a nuestro pesar muchas veces, aunque deje marca siempre.

2 comentarios:

Clara dijo...

Yo lo veo de forma diferente... claro que la palabra "exilio" ya está muy cargadita de negación, pero en cuanto a lo que implica vivir fuera de tu país (claro que ¿cuál es mi país? Yo no lo tengo nada claro... dejémoslo en "vivir fuera") un amigo que vivió muchos años en Italia me dice siempre que, en cierto modo, se está más despreocupado, o más ajeno; él hablaba de la política y de la sociedad, diciendo que las noticias que te llegan de casa siempre las recibes un poco más de lejos y que los acontecimientos del lugar de acogida los vives un poco más desde fuera. No sé cómo estará siendo para ti, pero para mí en Irlanda sí resultó cierto (y tal y como estaban las cosas, sobre todo con el terrorismo, incluso positivo).
De todas formas yo no recuerdo haberme sentido exiliada, al menos no de un país ni de una ciudad. Sí me he sentido acogida por una ciudad, pero eso es diferente...

Anónimo dijo...

no, es cierto, lo de exilio es un poco negativo, pero como lo usaba asi VH...en fin, a lo que me refiero es a estar, como tu dices, dentro, viviendo con todo el alma cualquier cosa, se este donde se este, pues la vida esta en todas partes, pero, a la vez, beneficiandose un poco del "extrañamiento" que nos ofrece la novedad de un nuevo lugar. eso nos obliga a estar un poco fuera, pero sólo como alerta o mirada mas inquisidora, no al reves, y en ningun caso sintiendose incómodo o despreocupado.