lo peor es esta nebulosa. esta dispersa y mareante nebulosa que ni tiene forma de nube ni color grisaceo. simplemente me desconcierta.
y es de lo único de lo que puedo escribir porque transmitirla, plasmarla como merece, para que se entienda a qué me refiero supondría desordenarme. o simplemente mostrar lo desorganizada y a saltos que va mi cabeza. pero, ya se ve, es imposible, no puedo dejar de estructurar. pasar de un asunto a otro. cada segundo, como enferma con deficiencia de atención, así, pero para la vida. es una lástima, saberlo y pensarlo y no poder remediarlo.
casi como una enfermedad de la que nadie se puede curar. porque me pregunto yo, y este amigo cirujano que yo tengo, no me podría colocar un chip en la cabeza que me la paralizara, que me permitiera dirigir mi pensamiento a un ritmo más moderado, de un modo más racional, o quizá, simplemente, más normal.
y ya sé, a quién le importa cómo me va a mi la cabeza, o la imaginación, o si me funciona más o menos del modo en que debería. ¿no debería bastarme que me importara a mí? no. pues no me ocurre así. y necesito escribirlo. y me lo cuestiono. y eso lo debo verbalizar. como si así todo fuera a re-colocarse, todo fuera a cobrar algún sentido, como si sí, como si así pudiera comenzar de nuevo, ver lo que me rodea de otro color, a otro ritmo, en otra posición.
pero ya lleva demasiado tiempo sin ser así.
ni siquiera escribo mejor, ni peor. ni de un modo distinto.
al menos no me aburro. o a veces, pero tengoe sos instantes, me quedan sí, unos momentos salvavida, los voy a llamar así, porque me anclan a mi misma y me dejan sola e independiente. son pura muestra de amor. el mío, que es suficiente, a la vida. y no hay manera, no, no la hay, de explicarlo mejor. amor a la filosofía. pero ni siquiera es eso. es el pensamiento, de otros, que perdieron el tiempo agradablemente viviendo, perdón, dándole vueltas a la cabeza con problemas que sólo a unos pocos, afortunados, sinceramente, eso creo, les importan.
que me da lo mismo. no me gusta la palabra "darle vueltas", como si no llegaran a ningún sitio. pero quizá sea así, no llegar, y ¿qué más da? lo importante es el camino blablabla. creo que esto mismo ya lo dije. en fin, sí, el camino, ¿qué camino?
o mejor dicho, ¿cómo hacer que el camino merezca la pena? ¿debe merecerla? si, de un modo u otro, subjetivo probablemente, debe ser justificada nuestra vida.
para nosotros mismos. eso es lo difícil. cómo hacerlo, cada segundo, siendo cosnciente y disfrutándolo.
y la cabeza que va,
y esos instantes de vida, escondidos, que se escapan, que esperan en la próxima habitación, o la próxima vuelta de tuerca, o más bien, en una parte alejada del camino, o no, están por venir.
menos mal que existen y me justifican.
o nada tiene sentido.
qué más da. mientras disfrutemos,
o no,
qué remedio. es lo único que sabemos hacer. seguir dando (le) vueltas.
para mí, para tí, para nadie.
es lo único que sé hacer.
habrá que aprender a aceptarlo.